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La ardilla vive con la joven desde hace cuatro años. No la mantiene encerrada en una jaula.Cortesía

¡Alvin, la ardilla pilas!

Esta singular mascota se perdió y su cuidadora estaba desesperada. Puso hasta volantes para hallarla. Luego de unos días regresó solita a casa.

Las imágenes de Alvin, una ardilla de pelaje marrón y cola ‘pomposita’, plagaron los postes de Cumbayá, en el norte de Quito. “Perdida”, decía la volante con la foto del roedor.

Parecía una especie de broma. Los usuarios de redes sociales no podían creer lo que decía el anuncio. Pero era cierto. Alvin había desaparecido.

Cristina, su dueña, estaba desesperada. Un sábado, ella salió de casa con el animalito montado al hombro. De pronto, un ruido espantó a Alvin, que huyó despavorido por la cornisa de un muro de más de 20 metros de extensión.

Cristina lo llamó una y otra vez. Recorrió el barrio gritando su nombre. Pero no había respuesta. “Sabía que era como buscar una aguja en un pajar”, confiesa.

Las probabilidades de que encontrara a su ardilla eran de una en un millón. No obstante, pese a la desesperanza, decidió no rendirse. Imprimió volantes con la foto de Alvin y compartió lo sucedido en redes sociales. Hasta que 24 horas después ocurrió el milagro. El animalito volvió a sus brazos.

La joven hizo de todo para ubicarla. Hasta siguió los consejos de animalistas. “Me recomendaron cortar mis medias para atraerlo”. También dejó sus golosinas favoritas por aquí y por allá. Y funcionó.

Cristina aclara que su intención jamás fue retener un animal silvestre. Cuando una colega veterinaria que estaba a cargo de la ardilla no pudo seguir cuidándola, se la entregó.

La historia detrás

Cristina, una joven veterinaria, se convirtió en la ‘mamá’ de Alvin hace cuatro años. La ardilla había sido víctima del tráfico de animales y cuando intentaron reinsertarla al hábitat natural no lo logró. “En realidad no sé su procedencia, pero estaba segura de que no sobreviviría sola”.

A su familia le dijo que sería temporal. “Les mentí”, admite. Enseguida, comenzó a adecuar su cuarto para su invitada. Puso ramitas, un tronco y hojas. El animal no tiene una jaula. La dieta de Alvin es lo más parecida a la que tuviera con una vida silvestre. Es amante de las nueces, las frutas y todo fruto seco que llega a sus manitos. “Le encanta esconder nueces en mis zapatos”, indica Cristina.

Ella aclara que la tenencia de fauna silvestre no está bien. Sin embargo, explica que existen circunstancias en las que se vuelve la única alternativa, sobre todo cuando el animalito ha sido domesticado y ya no tiene las herramientas para sobrevivir por su cuenta, como en el caso de Alvin.

Solo su entorno más cercano sabe que Cristina tiene una ardilla. Incluso la chica explica que el roedor mantiene sus instintos primarios, pues con desconocidos su comportamiento es salvaje.

La persona que cace, capture, recolecte, extraiga, tenga, transporte y trafique fauna silvestre será sancionada con cárcel de uno a tres años.

Cristina pegó volantes para buscar a su ardilla, que escapó tras escuchar un ruido.Cortesía

Lo que precisa la ley

"En las últimas décadas el tráfico de especies ha aumentado notoriamente. Es el tercer delito más cometido a escala mundial”Gustavo Rivadeneira
Jefe de Protección del Medio Ambiente

El tema del tráfico de animales es delicado en el país. Gustavo Rivadeneira, jefe nacional de la Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía, explica que cada día se rescatan o retienen unas 10 especies de fauna silvestre. En lo que va del año han sido 4.800 en Ecuador. En Quito se registraron 360 casos.

Rivadeneira indica que este delito, que está tipificado en el artículo 247 del Código Orgánico Integral Penal, tiene fines diversos. “Los animales más codiciados por su piel son los felinos, los osos, las serpientes y los caimanes. Las aves vivas, reptiles y anfibios son traficados para mascotas”.

Adicionalmente, también existe un sector que incurre en estos actos para el consumo de su carne.

El hábitat natural de una especie siempre será el mejor lugar para que viva, añade. Sin embargo, en casos en los que no es posible la reinserción, el Ministerio del Ambiente será el ente encargado de “resolver el destino final que se le dará al animal y la entrega a un centro de rescate autorizado. La tenencia de fauna silvestre también es un delito”.

$ 300 de recompensa ofrecía Cristina a quien hallara a su ardilla.

Las aves son cazadas para mascotizarlas.Cortesía