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ag-periodistasPatricia Oleas / Extra

En Alausí, familias regresaron al barrio donde fallecieron 75 personas por un deslave

Las familias que regresaron a Alausí están en riesgo por movimientos de masa en el lugar, según informes de Gestión de Riesgos

Recorrer las estrechas calles del barrio Nuevo Alausí es como caminar en un pueblo fantasma. Se ven casas abandonadas, muy pocas personas y terrenos sumergidos en maleza. “Que sea lo que Dios quiera”, repetían los integrantes de tres familias que retornaron a sus viviendas, en el lugar donde hace un año ocurrió un derrumbe que sepultó más de 200 casas.

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La noche del 26 de marzo de 2023, un deslave de miles de toneladas de tierra provocó la muerte de 75 personas. A los organismos de socorro les tomó cerca de tres meses rescatar los cuerpos en medio del dolor de familiares y vecinos, que se sumaron a la labor.

Dora Ulloa fue una de las personas que regresaron a residir en este ‘pueblo mágico’ de la provincia de Chimborazo. Allí empezó a vivir junto a su hijo de 38 años, quien tiene discapacidad intelectual. Su casa quedó justo en el borde de donde ocurrió la tragedia. Dos de sus paredes quedaron destruidas y uno de los cuartos quedó sepultado.

El deslave del 26 de marzo de 2023 provocó muerte y destrucción en Alausí.Archivo

“Trabajé más de veinte años en el mercado, desde el amanecer hasta la noche haciendo comida. Ahorré y con sacrificio construí dos viviendas adosadas”, lamentaba Ulloa, quien tenía la esperanza de vivir de los arriendos en su vejez, lo cual es un sueño que también quedó ‘sepultado’.

Ulloa alquilaba una habitación en Alausí, pero después de dos meses dejaron de entregarle el bono de arriendo. Según contó a EXTRA, “no tengo ingresos, mejor me regresé”. Ahora ella y su hijo se sustentan del reciclaje.

José Marcatoma y su esposa Rosario, de 76 y 74 años respectivamente, también dependen de esta fuente de ingresos. Regresaron a Nueva Alausí después de vivir todo este tiempo con sus hijos en Quito. “No me enseñé, no me gusta molestar. Aunque esté mal hechita, aquí está mi casita”, expresó Marcatoma.

Las únicas tres casas habitadas en esa zona no tienen energía eléctrica y solo recientemente se instaló el servicio de agua potable. “Hay que pagar un año de agua, ¿qué haremos? Será lo que Dios quiera”, mencionó Marcatoma.

José Marcatoma y su esposa Rosario regresaron a su hogar en Nueva Alausí.Extra

Jenny Apugllón es una habitante ‘leal’ de este barrio, ya que desde el deslave pasa todos los días en su casa para cocinar y tener lista la comida de su padre, quien la sostiene a ella y a su hijo pequeño, a pesar de que por las noches duerme en una iglesia que la ha acogido. Entre lágrimas, Apugllón expresó: “Se perdieron los vecinos y amigos, es muy triste”.

  • Sin soluciones para Nueva Alausí

Hasta ahora las autoridades no han ofrecido soluciones a estos vecinos. Se les ha informado que no están incluidos en las 57 viviendas que el gobierno se comprometió a construir. A pesar de que sus casas están al borde de donde ocurrió el deslave y han sufrido fuertes daños, no fueron completamente destruidas, lo que los excluye del beneficio.

Mientras la mayoría se fue, otros se aferran a sus tierras. Solo diez familias regresaron a pesar del peligro latente en los cinco barrios afectados.

La habitante Ulloa mostró que apenas había construido la pared que fue derrumbada por el deslave.Extra

La mayoría coincidió en que su fe en Dios es lo que evita que ocurra otro deslizamiento, aunque los informes de Gestión de Riesgos indican que hay 214 hectáreas en alerta amarilla por movimientos de masa en el cantón Alausí.

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