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Así agoniza el comercio en el mercado Santa Clara de Quito
Debido a los apagones, los clientes compran menos, ya que las frutas y verduras se dañan. Reportan al menos un 80 % de pérdidas.
Guadalupe Molina intenta sobrellevar la crisis energética con creatividad. En su puesto de especias y víveres, ha colocado letreros con los nombres de los productos y sus precios.
“Como no hay luz, la gente no ve. Intento llamar la atención de alguna forma porque estoy desesperada”, cuenta la casera, que trabaja en el mercado de Santa Clara, en el centro-norte de Quito, desde hace más de 15 años.
La energía de los generadores se ha priorizado para la zona de las comidas y los negocios de carnes y mariscos, ya que sus productos son más perecibles. “Algunos se han juntado entre dos o tres puestos para comprar el generador, pero acá no tenemos esas posibilidades”, explica.
Desde la última semana sus ventas han descendido por lo menos un 80 %.
Compran menos
Amparo Molina acomoda las frutas y verduras en su puesto con parsimonia. “No tengo mucho que hacer, así que me tomo mi tiempo”, dice.
Tampoco tiene mucha mercadería, pues ha tenido que disminuir los pedidos a sus proveedores porque la gente compra menos. “Antes venían cada semana y llevaban para varios días. Ya no pasa eso porque no tienen luz y las frutas se les dañan”.
La mayoría de sus clientes compran porciones de un dólar o de 50 centavos. “Llevan al día, cuando vienen. Pero otros simplemente ya no pueden cocinar y dejaron de venir”.
Asevera también que un racimo de plátanos lo vendía en máximo dos días, pero ahora lo tiene más de una semana. “Hasta eso ya se madura y, como los ven así, ya no quieren. Es un problema”.
El primer piso del mercado también luce vacío desde que el patio de comidas fue trasladado a la parte alta de este espacio en abril de 2023. “Le quitaron la esencia. La gente parece que no se acostumbra. Nosotros tampoco”, se queja.
Puestos cerrados
A pesar de que los horarios de racionamiento disminuyeron esta semana a seis horas al día, en este sector los cortes de luz casi siempre ocurren durante las horas laborables. “Se va de 09:00 a 12:00 y de 15:00 a 18:00. Básicamente tenemos tres horas. Con eso no hacemos nada”, protesta Guadalupe.
Agustín Pazmiño ha preferido bajar un poco los precios de sus verduras para no quedarse con ellas. “Es peor si se me dañan. Al día, por lo menos, vendíamos unos 30 dólares. Ahora no llegamos ni a 8”, admite.
Algunos de los puestos ya no se abren todos los días por la crisis. “Por lo menos que nos quiten la luz en otras horas que no nos afecten tanto”, reclama Agustín.
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