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El adulto mayor fue llevado a un asilo para tener una mejor atención.Cortesía

Adulto mayor fallecido no puede ser enterrado

Su cuerpo permanece en la morgue hasta que se pueda sacar su documento de identidad. El trámite podría demorar meses.

Los moradores del barrio La Playa Baja, en Bellavista, norte de Quito, están con el corazón ‘destrozado’. Hace más de 15 días, uno de sus vecinos falleció y no ha podido ser enterrado.

Su nombre era Teodoro Martínez, pero todo ‘mundo’ lo conocía solamente por su apellido. María Soledad Hidalgo, una de las vecinas que lo cuidaba, relata que el hombre, al parecer, sufrió un infarto en el asilo donde se encontraba.

“Él ya estaba bastante mal y nos dijeron que tuvo problemas cardíacos. Fue llevado al hospital Eugenio Espejo, pero no se pudo hacer nada”, relata la apenada mujer. Ahí permaneció su cadáver por unos días, pero luego fue llevado a la morgue de la policía, en el noroccidente de la capital, donde se encuentra actualmente.

Hidalgo dice que no pueden sacarlo porque el señor no tenía cédula. “Desde que lo conocimos sabíamos que ese documento jamás lo sacó. Siempre le dijimos que podíamos ayudarle, pero se negaba”.

Una historia dolorosa

Este es el momento en que los vecinos tramitaron todo para que vacunaran al anciano.Cortesía

Hidalgo recuerda que conoció a Don Martínez hace 40 años. En ese entonces era un vigoroso albañil que hacía toda clase de trabajos.

“Siempre nos contaba que había llegado de Cotopaxi, pero no teníamos claro si era de Latacunga o de Pujilí”. Entre las historias que destacaba estaban que tenía una novia en Santo Domingo de los Tsáchilas y que le gustaba mucho pasar por ahí.

Pero los años pasaron y hace una década aproximadamente le operaron de la próstata. Eso de a poco le fue mermando las fuerzas para trabajar.

Siempre se lo veía caminando lentamente por las calles del barrio La Playa Baja. De vez en cuando le gustaba sentarse en cualquiera de las veredas de la zona o cerca del mirador que hay en Bellavista.

"Estaba muy solo y por su enfermedad no podía caminar. Se caía constantemente”.Gioconda Simbaña
Vecina

En sus recorridos, se dedicaba a reciclar algunas cosas para tener dinero para comer. “La abuelita de mi esposo le arrendaba el cuartito, pero al verlo en ese estado ya no le cobró nada”, cuenta Gioconda Simbaña. Asegura que nunca le faltó un plato de comida, ya que los vecinos siempre se acercaban para brindarle un desayuno, el almuerzo y también la merienda.

Sin embargo, estaba muy solo. Con el tiempo, se le dificultaba caminar y en la habitación donde vivía se caía constantemente, cuentan quienes lo conocieron. Por eso, Simbaña, Hidalgo y otros vecinos gestionaron con el Municipio para llevarlo a un asilo para que tuviera una mejor atención.

Tras el deceso, los amigos piden a las autoridades que les faciliten los trámites para sacar a Don Martínez y poder sepultarlo. “Queremos darle el último adiós”, declaran.

"DonMartínez estaba bastante malito y gestionamos para llevarlo a un asilo”.María Hidalgo
Moradora