Exclusivo
Actualidad

Adulta mayor sigue luchando por un permiso ¿Cómo respondió el Municipio de Quito?
Luego de la publicación de EXTRA, el Municipio de Quito busca alternativas para que Laura pueda seguir trabajando. Pero de la multa no la salvamos
Laura Iza, de 82 años, se aferra al portal de la capilla de El Sagrario, ubicada en el Centro Histórico de Quito, y arma su puesto todos los días, con riesgo de ser sancionada de nuevo. EXTRA contó su historia el 26 de febrero de 2025.
(Te puede interesar: Denisse Molina sobrevivió al terremoto en Myanmar: "Pensé que no iba a salir de esta")
En esa ocasión, Laura contó que ya había sido sancionada por la Agencia Metropolitana de Control (AMC) y que, a pesar de los trámites hechos, no le otorgaban el permiso para seguir vendiendo artículos religiosos. En una nueva visita, contó contenta que ya tenía una cita para las capacitaciones en abril. “Es algo que tengo que hacer, me dijeron”, comentó.
Luego de que este Diario dio a conocer su historia, miembros de la AMC y de la Administración Zonal Manuela Sáenz se dispusieron a revisar su caso.
Multa va porque va
Sin embargo, como el acto sancionatorio ya fue generado, según la AMC, la multa es inamovible. Solo le dieron la posibilidad de que sea devengada con trabajo comunitario. Ella o uno de sus familiares tendría que cumplir 23 horas de trabajo, ya que la sanción es de 230 dólares. Desde el departamento de comunicación explicaron que la orden de pago aún no está generada.
Laura contó que un hombre se acercó para conversar sobre el tema y que tomó fotos de los trámites de solicitud del Permiso Único de Comercio Autónomo (PUCA). “No me acuerdo de qué institución me dijo que venía, pero me iba a ayudar”, agregó.
En el casco colonial ya no se pueden dar permisos de comercio autónomo
La Administración Zonal explicó, por su parte, que hicieron la inspección para brindarle un espacio en la Basílica. “Sin embargo, ese no es el deseo de ella”, respondieron desde Comunicación.
Como parte de las gestiones, también han estado buscando otras iglesias cercanas donde le permitan vender, es decir dentro del predio religioso, ya que “lamentablemente, no por voluntad sino por normativa, permisos en el casco colonial no se dan”, explicaron.
Laura no ha descartado la posibilidad de ir a otra iglesia a trabajar. Por ahora, sigue asistiendo al mismo sitio de hace 43 años. “El cura también me habla, pero al menos no me hace mover. Yo no prendo ni los inciensos”, comentó. El Municipio se comprometió a seguir buscando espacios donde la normativa sí permita la venta, para ver si alguno le ‘convence’ a Laura.
Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!