Que no te oiga, no es su culpa. No repite la misma historia con el fin de hostigarte. Sencillamente envejeció y su comportamiento vuelve a ser como el de un niño: no quiere comer, hace sus necesidades biológicas sin avisar, etcétera.

Estas conductas podrían causar impaciencia en familiares y llegar a maltratarlos o dejarlos botados; esto se puede dar por desgaste emocional y físico del cuidador. “Primero se da el abandono afectivo, luego se expresa con acciones como ignorar, chantajear, aislar, amenazar, infantilizar, sobrecargar de tareas domésticas, excluir de eventos, echarlos a la calle e impedir el ejercicio de sus derechos”, expresa Liliana Guamán, psicóloga clínica con experiencia gerontológica.

Su colega y catedrática Marcia Colmont dice que para la Organización Panamericana de la Salud, el abandono implica descuido u omisión en la realización de ciertas atenciones o desamparo de una persona que depende de uno, por la cual uno tiene alguna obligación legal o moral. Estas acciones suelen darse en familias disfuncionales con lazos afectivos pocos o nulos, cero empatía; el factor económico es otra causa que lo propicia.

Por lo general, los abandonados no pueden valerse por sí mismos (discapacidad física o mental), asevera Colmont.

Puede no ser recíproco

“No depende de cómo el adulto mayor ha sido con sus hijos o nietos, puede darse el caso que haya sido bueno con ellos y cuando necesite de cuidados, no los reciba”, sostiene la catedrática.

El abandono afecta a los abuelitos; pueden tener conductas anormales (fuera de lo habitual), problemas psicológicos (trastornos depresivos, conductas suicidas, comorbilidades médicas (hipertensión, derrames), efectos físicos (deterioro en motricidades), complicaciones en su área afectiva (se vuelven irritables, introvertidos por el maltrato), cognitiva (se olvidan de las cosas) y volitiva (voluntad; no tener ni voz ni voto, está a merced del cuidador). 

EXTRAtips

1. No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti. Todo se regresa; y el maltrato que le das al adulto mayor es el ejemplo que le das a su descendencia, la cual puede repetir tus acciones.

2. Nunca permitas que ellos sean vistos con desprecio o lástima. Sus canas no son en vano, son muestra de conocimiento, consejos y sabiduría; algunas de sus facultades se van deteriorando, pero tú no le pierdas el respeto ni la estima.

3. A los cuidadores recuérdales sus obligaciones. Ellos deben cubrir las necesidades del abuelito: comida, aseo, compañía. Estos pueden ser familiares o personas contratadas.

4. Anímale a escribir en un cuaderno. Le servirá para que él exprese sus vivencias y preocupaciones; así podrás conocer cómo se siente y ayudarlo.

5. No tienes idea de cómo cuidarlo, infórmate. Pregúntele a psicólogos de centros médicos públicos, revisa notas en internet, etcétera.

6. Si él se puede valer por sí mismo, déjalo. Y felicítalo. Trata que él esté activo y sea parte de las actividades familiares.

7. Trata de alternar los cuidados con otros parientes. Así ninguno se ‘quema’ y podría ponerse mal genio por el cansancio.