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Drama

Algunos vecinos utilizan palos de escoba para espantarlo cuando se pone agresivoMiguel Laje/EXTRA

Abandonado en otro ‘mundo’

Vecinos aseguran que el hombre, de aproximadamente 40 años, se pone agresivo, daña las puertas de casas, lame los medidores y corre por las calles. Temen que algo grave le suceda

Corre desnudo de un lado hacia otro, levanta las manos y realiza señales extrañas al cielo, luego se calma, como si el sosiego habitara en su cabeza. Y de un salto se vuelve agresivo hasta dañar puertas de las viviendas.

Ese es el ritmo frenético que impone una persona con aparente trastorno mental en la avenida Paquisha y Río Palora de la ciudadela La Unida, en Milagro, provincia del Guayas.

Los moradores llevan 15 días preocupados por la presencia del hombre, de aproximadamente 40 años.

“Él se cruza la calle sin mirar si viene carro o no. Anda agarrando los cables de alta tensión y besando los medidores de las casas. Ya ha causado perjuicios en algunas viviendas, daña las puertas y se mete”, menciona Wilfrido Véliz, vecino, mientras muestra los supuestos destrozos causados en la puerta metálica que permite el acceso a un domicilio con cuartos de alquiler.

Los moradores no saben su nombre, pero los muchachos del barrio le gritan ‘macho-hembra’, lo cual, según Véliz, desata su ira.

Acostumbra lamer los medidores de las viviendas del sector de La Unión.Miguel Laje/EXTRA

Javier Villacís, otro vecino, debió usar un palo de escoba para golpearlo en las manos y obligarlo a soltar los cables del medidor de la casa de su cuñada. Según él, el individuo “sabe bien lo que hace. Hay momentos en que está tranquilo y de un rato a otro como que se olvida lo que hace”.

Encerrado

La gente comenta que el hombre vivió por aproximadamente tres años con unos familiares en una casa rentera del barrio.

Sin embargo, hace 15 días, dichas personas se fueron del predio y lo abandonaron. “Se fueron debiendo medio año de alquiler. Eran tres personas: una señora de la tercera edad, un hombre bastante mayor y una chica”, cuenta la propietaria de la vivienda en la que habitaban y que prefiere no identificarse.

Durante el tiempo que residieron en ese departamento, la persona con discapacidad pasaba encerrada. Al parecer, sus familiares lo mantenían con algún tipo de calmante para evitar que deambulara por las calles. “Solo se lo escuchaba gritar. La familia, como no era del sector, no conversaba con nadie. Con ellos solo era el saludo y nada más”, indica Véliz.

Nadie lo detiene

Los vecinos aseguran haber llamado en reiteradas ocasiones al Sistema Integrado de Seguridad ECU911 de Milagro para solicitar ayuda, pero cuando arriban los policías poco pueden hacer. “A los patrulleros les cae a piedras. El otro día a un taxi le dañó el parabrisas”, cuenta Véliz.

Sobre el paradero de su familia nadie sabe nada, por ello esperan que alguna institución o persona que lo conozca acuda en su ayuda y lo lleven a un centro especializado para tratar su problema. 

Wilfrido Véliz muestra los daños que supuestamente causó en la puerta de ingreso a su vivienda.Miguel Laje/EXTRA

“Es necesaria una ley que los ampare”

Julieta Sagñay, psiquiatra del Hospital Municipal Bicentenario de Guayaquil, señala que lo que la población debe hacer es llamar a la Policía, y los uniformados llevar al paciente a un hospital público para que un médico lo valore y le asigne un código de validación (esto significa que el Ministerio de Salud paga) para que lo deriven al Instituto de Neurociencias.

“Así como hay leyes que amparan a los animales, deberían crear unas que protejan a este tipo de personas. En pandemia hemos encontrado algunos casos como este, en el que su familia los abandonan, los botan de sus propias casas, les quitan la jubilación, vulneran sus derechos. Otro punto que hay que destacar es que los albergues no quieren acoger a pacientes psiquiátricos. Están en el limbo”, sostiene.

"Cruza la calle sin mirar si viene carro o no. Anda agarrando los cables de alta tensión. Ya ha causado daños en algunas viviendas”.Wilfrido Véliz, morador