Para Hilda Saraguayo, disfrutar de una noche de copas con sus amigos es todo un deleite. La actriz, de reconocida trayectoria en teatro y televisión, admite que con tragos es de las que le gusta bailar hasta más no poder; incluso se sube a las tarimas y hasta se saca los zapatos para lanzar mejores pasos. También le da por cantar a todo pulmón canciones románticas y de despecho.

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La verdad, no recuerdo bien cómo fue y qué pasó. Lo que sí tengo claro es que fue en mi casa, creo que se celebraba un cumpleaños y, como es la típica, uno empieza a tomar con los primos. Para entonces yo no bebía mucho y uno se confía en que está con la familia y se emborracha sin darse cuenta. Pero es curioso, no recuerdo exactamente cuándo sucedió ni qué más pasó (risas).

A mí me encantan las canciones de despecho, esas son las mejores. ‘Ya te olvidé’, de Rocío Dúrcal, ‘Brindaremos por él’, de Massiel... siempre las de despecho porque soy de full música romántica, me gusta mucho.

Es mejor beber entre amigos, es muy bacán, se disfruta mucho, aparte que entre los amigos nos cuidamos. Me encanta compartir y disfrutar con mis amigos.

Me gusta mucho la cerveza, por su frescura, es heladita para el calor que uno vive aquí en Guayaquil. Pero si ya tomo en la noche prefiero el whisky. Ahora, que si tuviera que ser un licor no sería uno en particular, ¡sería todos! (risas).

Un amigo estaba muy triste porque se había peleado con su novia, el man me dice: ‘Saraguayo, acolítame, vamos a farrear que me siento triste’. Yo vivía en un piso alto, él llegó y desde abajo gritó: ‘Saraguayooo’, yo bajé y nos fuimos, en ese tiempo a una conocida discoteca que quedaba en la av. Francisco de Orellana. Llegamos y empezamos a tomar vodka, dale y dale, nos encontramos con otros amigos y estábamos bailando, tomando y pasando muy chévere, hasta que fuimos a dar al piso.

Yo me trepaba en la tarima a bailar, es algo que siempre me ha gustado, hacía coreografías y todo, ya estaba con mis tragos y de repente me saqué los zapatos para bailar más cómoda, pero había tanta gente y encima el licor que ya había empezado a hacer efecto, que cuando bajé a bailar con mi amigo me caí, me enredé con él y para rematar me cayó encima.

Eso fue muy gracioso porque no nos podíamos levantar, estábamos enredados por las piernas y nos costó mucho poder levantarnos. En otra ocasión, en el mismo lugar, estaba con una amiga que también se sentía desdichada por amor, de ese tipo de ‘panas’ tengo algunos, ya estábamos entonadas cuando de pronto se encontró con una man que andaba con su novio.

Yo cogí un hielo y se lo lancé a esa chica, le cayó en la cabeza, cuando ella se vira para ver quién fue y armar relajo, yo me hice la loca y la señalé a mi amiga. La dejé con el problema y me fui por en medio de la gente para que no me reclame a mí sino a ella. Esas son locuras de juventud que definitivamente me causa risa recordarlas, pero que ahora no haría.

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