Luego de permanecer por tres semanas hospitalizado a causa del COVID-19, el músico Gustavo Pacheco, desde su domicilio en Urdesa, en el norte de Guayaquil, y más recuperado, cuenta su experiencia con la enfermedad y los momentos de delirios que tuvo, en los cuales no dejó de pensar en su exesposa, la cantante Silvana Ibarra.

“Pensaba que Silvana había muerto y eso me hizo llorar por tres días seguidos. Solo podía pensar en ella y que no podía estar con los míos”, recuerda el líder del grupo Boddega, quien ingresó al hospital Luis Vernaza, el pasado 7 de noviembre.

Gustavo expresa que tras salir del coma aún estaba incomunicado y la preocupación por saber de los suyos y especialmente por Silvana lo tenían nervioso y angustiado.

“Fue entonces que me trajeron un celular con el que pude contactarme con mis hijos y vi a Silvana saludándome. Al principio pensé que era un vídeo grabado, pero luego me hicieron notar que era un video en vivo. Allí me di cuenta que Silvana estaba viva y que lo mío era solo un delirio”, comenta.

Y es que para el músico lo más difícil fue pensar que algo malo le podía ocurrir a su familia, “durante todo el tiempo que estuve hospitalizado jamás sentí miedo de morir, pero sí me angustió el pensar en la muerte de un ser querido”.

El ‘Millón’ de amigos

El domingo pasado, cuando Gustavo recibió el alta y llegó a casa, lo primero en llenarlo de emoción fue volver a estar con los suyos y darse cuenta que el público estuvo pendiente de su salud.

“Me enteré que el pedido de cadena de oración que hizo Silvana, a través de sus redes sociales, tuvo una gran acogida de más de 700 mil personas”, agrega.

“Se me salieron lágrimas de emoción al ver que tantas personas estuvieron preocupadas por mi salud. Nunca imaginé que esto podía suceder”.

El también compositor seguirá con su tratamiento hasta que esté restablecido. “Mi consejo es que no nos olvidemos del uso de la mascarilla y las medidas de bioseguridad para que nadie se contagie”.

Su cambio...

Pachecho recuerda que empezó con síntomas de gripe y el 5 de noviembre ya tenía fiebre alta. Tras una prueba le detectaron coronavirus en una casa de salud. Dos días después ingresó por emergencia.

“Fue allí donde comenzó la etapa más dura. Me pusieron boca abajo, luego me entubaron y hasta estuve en coma inducido”, manifiesta.

“El coronavirus me cambió la vida. Hoy veo que hay mucha gente que se preocupa por mí y eso me llena de felicidad. Además, valoro cada minuto de vida que puedo estar con mis seres queridos”, finaliza el artista de 68 años.