El embate de violencia ha sacudido durante 15 días a quienes viven en Sucumbíos. En ese lapso, y sin parar, se han registrado dos matanzas y otros asesinatos que han dejado 20 víctimas mortales.

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En un informe realizado por EXTRA, se constató que desde el 5 de octubre hasta el 20 de octubre, los ataques se registraron principalmente en los cantones Shushufindi y Lago Agrio. En esta segunda ciudad, el último caso fue de dos asesinados a bala mientras viajaban en una motocicleta (ver recuadro).

¿A qué se debe este despunte violento en la provincia? Un exconcejal y un líder social, ambos de Sucumbíos, concluyeron que la violencia social y criminal son las dos causas de esta ola que mantiene en zozobra a la población.

Víctor Burbano, exedil de Lago Agrio, detalló que primero se debe analizar el pasado de la provincia. “En los años 90, sí había gente asesinada, pero generalmente era extranjera (colombianos en su mayoría) y que estaba ligada a actividades ilícitas”.

Según Burbano, en esa época el miedo era latente, pero los crímenes no estaban dirigidos estrictamente a la población sucumbiense y quienes los cometían tampoco eran de la provincia. Ahora, el cambio ha sido ese: asesinos y víctimas ya no son solo extranjeros, sino que viven y forman parte de Sucumbíos. “Por eso, la gente de la provincia siente que esos crímenes son más cercanos a su realidad y lo preocupante es la frecuencia con la que se están dando”.

A este tipo de violencia criminal se ha unido la direccionada a líderes sociales comprometidos con las causas comunitarias. Roberto Pachacama, un reconocido dirigente social en la provincia, explicó que existe un complot de corporaciones cuyos intereses van en contra de la población. “Una muestra de ello fue la masacre que ocurrió en Patria Nueva, donde fue asesinado, entre otros, un activista social llamado Alejandro Lapo”.

Para Pachacama, incluso, en este hecho se sabe que hay intereses políticos que están confabulados con esas corporaciones. En el caso de esta matanza, la Policía indicó que se produjo cuando Lapo y otros habitantes de Patria Nueva estaban por reunirse con representantes de una empresa petrolera que no habría cumplido los compromisos con los moradores.

“Este y los otros crímenes se han salido del control de los entes del Estado. No hay tranquilidad y vivimos en un ambiente terriblemente inseguro, lo que se duplica con las crisis como la energética”, finalizó Pachacama.

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