La prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, es noticia nuevamente, pero esta vez no por temas políticos. Hoy ha dado un paso importante en su vida personal al comprometerse con el empresario Mauricio Guim, quien no ha dudado en compartir su felicidad con quienes se encontraban cerca de la prefectura. Sí, así como lo lees, Marcela Aguiñaga ya luce un anillo de compromiso.

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EXPRESIONES ha tenido la oportunidad de entrevistar en varias ocasiones a la funcionaria, quien ha compartido detalles de su relación con Mauricio. Marcela describe su vínculo como uno lleno de amor y tranquilidad, alejado de relaciones tóxicas. Ambos disfrutan de actividades poco convencionales para figuras públicas, como disfrazarse en convenciones de anime y cómics. De hecho, Mauricio ha acompañado a Marcela en estas aventuras, participando en disfraces en dúo.

En entrevistas previas, se le preguntó a Marcela si consideraba formalizar su relación, a lo que ella respondió entre risas: "Se lo he insinuado al Chino, pero aún no me lo propone. Está medio lento. ¿Qué hacemos? Vamos a cumplir tres años, vivimos juntos desde hace algún tiempo. Él se ha divorciado tres veces, yo una. Es once años mayor que yo. Me han tocado guapo, feo, feísimo, joven, grande... pero siempre inteligentes. Apoyo el producto nacional."

Marcela ha confesado ser una persona obsesionada con el orden y la limpieza, aunque admite que Mauricio no comparte su rigurosidad en este aspecto. "Soy muy ordenada, obsesiva compulsiva. Los ganchos de mi clóset son del mismo color, organizo la ropa por tonalidades. No puedo salir de casa sin dejar todo impecable. Con Mauricio tengo la pelea perdida, se levanta más tarde que yo. Nunca tiende la cama", comentó con humor.

A diferencia de otras figuras públicas, Marcela ha sido clara en que no tiene interés en tener hijos. "Nunca ha sido una meta para mí. Admiro profundamente a las madres, especialmente a aquellas que crían solas, pero lo más cercano a la maternidad que he tenido es cuidar a Patria, mi perrita."

Patria, una perrita rescatada que llegó en mal estado a la prefectura, se ha convertido en un pilar en la vida de Marcela. "Es hermosa, llena de amor, y muy aniñada para mi gusto. Me acompaña a la oficina todos los días. Desde niña no tenía perros, pero Patria cambió eso. Mauricio dice que soy una buena madre y consentidora, algo que nunca pensé que haría."

Aunque Marcela es una mujer activa y comprometida, no se imagina en la política para siempre. "Me veo retirada en la playa, apoyando a mi novio en sus negocios. No soy de las que se queda en casa tejiendo, siempre he soñado con abrir una gran cafetería especializada."

Con su reciente compromiso, parece que Marcela Aguiñaga comienza a delinear un futuro lleno de nuevos retos personales, pero siempre manteniendo su espíritu activo y emprendedor.

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