La lentitud para entregar un parte policial ayudó a salir libres a cuatro personas que iban a bordo de un carro robado y con una pistola. Estos sospechosos fueron procesados por el delito de receptación, luego de ser capturados en una intensa persecución que comenzó en Carcelén, norte de Quito, y terminó en un tiroteo en la avenida Mariscal Sucre, más hacia el sur (ver infografía más abajo).

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En la audiencia, los implicados fueron identificados como Guido, de 27 años, su madre Andrea (54), Ángel (18) y un chico de 15 años. El primero de ellos dijo que el adolescente fue a verlo en ese carro para ir a una fiesta y Guido le pidió que le ‘acolitara’ para comprar medicamentos de su mamá, quien decidió acompañarlos.

Más adelante se subió Ángel. Antes de ir a la farmacia, todos fueron a la casa donde era el ‘party’ y los vio la policía, según Guido, quien tiene antecedentes penales por robo y tráfico de drogas. “El chico (menor de edad) me dijo que no me detuviera y seguí manejando. Pensé que venía robando”, declaró el conductor.

Andrea, madre de Guido, ratificó lo que dijo su hijo. “Yo tomo pastillas para la tiroides y también para las várices porque sufro de trombosis vascular. Esa vez fuimos a Carcelén para comprarlas, pero como pasó todo esto, ya no se pudo”. A decir de la mujer, no sabían que el carro era robado y que quien apuntaba a su hijo con el arma para que no se detuviera era el menor de edad.

Durante la persecución, los agentes explicaron que uno de los sospechosos les apuntó con el arma de fuego. Fue en ese momento que los uniformados dispararon al auto y lograron detener la marcha.

Los policías constataron que el adolescente tenía una herida de bala y llamaron una ambulancia a través del ECU-911. Y mientras esperaban, los agentes indicaron en su informe que el afectado declaró, libre y voluntariamente, que “por sapo” Ángel le había disparado antes de la persecución.

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Sin embargo, cuando se dio la audiencia, el muchacho que fue llevado al hospital Baca Ortiz, centro-norte de la urbe, se retractó y aseguró que el balazo lo recibió de uno de los policías. Para indagar lo sucedido, los gendarmes entregaron sus armas a Criminalística.

Cuando terminaron de declarar, Fiscalía se pronunció, pero en contra de los uniformados del procedimiento: la detención fue a las 21:30 del martes 29 de octubre, pero entregaron el parte policial recién a las 20:38 del miércoles 30 de octubre. El fiscal manifestó que así no se podía calificar la flagrancia y el caso quedaba en investigación previa, lo que permitió que todos fueran liberados.

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