El crimen organizado acecha a los moradores que viven en la parroquia Belisario Quevedo, en el norte de Quito, pero ellos aseguran que están preparados para combatirlos.

No tienen metralletas ni explosivos, pero sí la convicción de recuperar los espacios que supuestamente han sido invadidos por la delincuencia.

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Además, realizan medidas de hecho como marchas de antorchas y brigadas nocturnas para demostrarles a los ‘intrusos’ que son un barrio unido.

Solanda Rea es propietaria de un departamento dentro de un conjunto en el sector de Las Casas y comenta que los vacunadores han llegado a generar zozobra entre los propietarios de negocios. “A mi vecina le llamaron por teléfono a pedirle plata por protección. Le dijeron que si no daba se meterían con su familia”.

Rea está indignada porque frente a los conjuntos funciona el Distrito Eugenio Espejo y las instalaciones donde se entrenan los agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOE). “Pero esto no les importa a los delincuentes”.

La mujer añade que la venta de droga está ‘pudriendo’ a los colegiales. “Hay chicos que se han vuelto consumidores y a otros los obligan a comercializar estupefacientes”.

Por si fuera poco, el domingo 25 de junio, el cadáver de un hombre con ocho disparos fue hallado en una calle poco concurrida de El Trigal.

La víctima estaba maniatada y tenía un cartel en su pecho donde se especificaba que era de una banda organizada y que era una advertencia de lo que les pasará a otros integrantes.

Norma Nieves, dirigente barrial, reclama más seguridad y presencia policial en estos sectores abandonados para que las estructuras criminales no las usen como botaderos de muertos. “Si advierten que cometieran crímenes, nosotros les advertimos que nos uniremos para impedir sus intenciones.”

La mujer enfatiza que son capaces de prender en llamas a cualquier delincuente que quiera irrumpir con la paz del barrio.

Respuesta

El subteniente Juan Pablo Vásquez, jefe del circuito Las Casas, señaló que han desplegado un pelotón de 16 policías recién graduados para que hagan rondas por los puntos críticos en donde han identificado problemas de inseguridad.

El oficial explica que el delito que más les afecta son las extorsiones que se estarían dando a los dueños de almacenes. Por eso, los agentes recorren estos sitios para activar botones de seguridad.

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