Se ha iniciado una ‘cacería’ de pirómanos en Quito después de que el Municipio revelara videos en los que se observa a cuatro individuos provocando incendios en diversas zonas de la ciudad. Las autoridades de la capital indicaron que las imágenes fueron captadas en sectores como el puente de El Chiche (oriente), La Gasca (occidente), La Argelia y Chillogallo (ambos en el sur).

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Hasta ayer, se habían presentado 10 denuncias ante la Fiscalía para que se investigue y capture a los responsables de estos incendios, que han ocurrido desde la semana pasada hasta la fecha. El más reciente se produjo el 12 de septiembre en El Panecillo, en el Centro Histórico de Quito, poniendo en peligro incluso el emblemático monumento de la Virgen.

Carlos Blanco, coronel de la Policía en servicio pasivo y experto en seguridad, comenta que vivir en Quito es como enfrentarse a un asedio de delincuentes con tendencias piromaníacas que buscan desviar la atención de las autoridades. “Sin la vigilancia adecuada en otras áreas, estos delincuentes tienen vía libre en la ciudad para cometer sus fechorías”.

Blanco destaca la importancia de difundir las imágenes de estos delitos para identificar a los implicados. “Debe haber un trabajo conjunto con el sistema 911 para que, con la ayuda de sus cámaras, se puedan identificar a los responsables, como en el caso del taxista”.

El especialista se refiere a un video ampliamente difundido que muestra a un hombre bajarse de un taxi amarillo e iniciar un incendio en La Gasca. “Incluso tenemos el número de placa, lo cual puede facilitar una investigación preliminar”, aconseja Blanco.

Alexandra Mantilla, perfiladora de criminales, explica que el caso del taxista es un claro ejemplo de piromanía. “A las personas con este trastorno les gusta llamar la atención y no les importa que haya cámaras en las zonas donde provocan los incendios, lo que facilita su identificación”.

Según Mantilla, la condición geográfica de Quito es un ‘nicho’ ideal para ataques piromaníacos, y a partir de ahí se podría identificar un patrón para localizarlos. “El pirómano actúa así debido a un trastorno del control de los impulsos caracterizado por prender fuego deliberadamente. Obtienen una gratificación personal de este acto criminal”.

Además, hay un aspecto más alarmante. Mantilla señala que los pirómanos generalmente pertenecen a las mismas comunidades donde se originan los incendios. Por ello, no sería sorprendente verlos entre los grupos barriales que se reúnen para apagar las llamas.

“Observar el daño que han causado les da una sensación de gratificación o alivio similar al placer del orgasmo. Por eso, es probable que el taxista del video haya permanecido observando el fuego mientras se expandía. Aunque sean detenidos y muestren arrepentimiento, no serán sinceros, ya que carecen de empatía”.

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