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Burdeles en Ecuador: el placer se ahoga entre extorsiones y pocos clientes

En los burdeles, la expectativa de trabajar luego de los estados de excepción se ha ido apagando con la baja afluencia de usuarios

Chongo Ecuador - Trabajadoras sexuales
Hay pocos usuarios en algunos locales y eso se refleja en la baja en las ganancias.ARCHIVO / EXTRA

Miedo y preocupación embargaron a Francisco (nombre protegido) la semana pasada. Este hombre, propietario de un chongo en un cantón de la provincia del Guayas, encontró un panfleto con amenazas extorsivas en su establecimiento. Lo más impactante fue que no era la primera vez que se enfrentaba a este tipo de amenaza.

Tras recuperar la calma, Francisco reflexionó con serenidad sobre lo ocurrido. Se dio cuenta de que esta intimidación era inusual. En el pasado, había recibido advertencias de individuos pertenecientes a un grupo criminal, con quienes acordó pagar dinero para evitar posibles atentados. Entonces, ¿por qué nuevamente le estaban exigiendo dinero?

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Ante esta incertidumbre, decidió contactar al individuo con el cual había pactado el pago anteriormente, buscando respuestas. Sin embargo, este le aseguró que no estaban involucrados y se comprometió a investigar quiénes estaban detrás de la nueva amenaza.

Francisco comprendió que otros extorsionadores se estaban haciendo pasar por el mismo grupo con el que había negociado anteriormente, con el objetivo de extorsionarlo. Afortunadamente no han aparecido más panfletos en su establecimiento, pero este incidente se suma a una serie de dificultades que él y otros propietarios de negocios similares han enfrentado este año.

“No está tan normal el negocio, nos tiene preocupados esto de las extorsiones. Andan molestando, pegando panfletos, amenazando. Es una intranquilidad”, lamenta Francisco.

Las extorsiones son solo uno de los problemas de seguridad que afectan a estos propietarios desde hace aproximadamente un año. A esto se suma la disminución en el número de clientes, lo que ha llevado a una reducción en la cantidad de trabajadoras sexuales que acuden a estos establecimientos de entretenimiento para adultos.

Trabajadora sexual - Chongo - Chongo Ecuador
Hay días en que las trabajadoras sexuales no tienen un solo cliente.ARCHIVO / EXTRA

Francisco reconoce que, en 2024, la seguridad ha mejorado un poco debido a los operativos conjuntos entre la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, lo que les ha brindado algo de tranquilidad. Sin embargo, las ventas aún no se han recuperado por completo.

Estamos trabajando con un 70% de ganancias de lo que era antes. Si vendíamos 200 jabas (de cerveza) en la semana los night clubs grandes, ahora estamos vendiendo 120 o 130”, explica.

El impacto puede variar según el tamaño del local. Los establecimientos más grandes pueden enfrentar la situación con menos dificultades, reduciendo el número de empleados y horas de operación. Sin embargo, para los negocios más pequeños, estos ajustes pueden ser insostenibles, provocando que algunos cerraran, reconoce Francisco.

En Manabí, Durán y en ciertas áreas de Guayaquil hay temor de frecuentar estos sitios. Dueño defiende que han ocurrido hechos violentos fuera y no dentro.

Sexoservidoras se están yendo de los burdeles

En estos establecimientos, además de cervezas, otro atractivo es la presencia de las trabajadoras sexuales que ofrecen sus servicios a los clientes, e incluso en algunos locales se realizan espectáculos de baile erótico. Sin embargo, muchas de ellas están optando por buscar otras opciones en lugar de laborar en estos locales.

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“Esta semana solo fui dos días al lugar donde trabajo y esas veces me regresé en cero”, cuenta Vanesa, quien trabaja en un negocio en el noroeste de la ciudad.

Ella comenta aliviada que el local donde trabaja no está extorsionado, lo cual le brinda cierta tranquilidad. “Pero si en algún momento eso sucede, me iré, pues uno no puede estarse exponiendo”.

Vanesa reconoce que la actividad en el sector del trabajo sexual está en crisis. La falta de clientes no solo se debe a la inseguridad, sino también a factores como el gasto de los padres, en la Costa, en la compra de útiles escolares para sus hijos o las deudas que han contraído para adquirirlos.

“El negocio no está bueno. Sale muy poco y no se hace mucho. Una amiga recién se operó los pechos y fue a Quito. También estuvo por otras ciudades trabajando, pero dice que no le fue bien. Regresó acá a ver cómo le iba para tratar de recuperar algo de lo que invirtió”, detalla.

Lourdes Toscano, presidenta de la Asociación de Trabajadoras Sexuales 20 de Abril, indica que como parte de su labor, distribuye kits de trabajo (preservativos y lubricantes) y gestiona la realización de pruebas rápidas de VIH en colaboración con otras instituciones. Durante estas actividades, ha tenido la oportunidad de hablar con los propietarios de locales de entretenimiento para adultos y ha podido evaluar la situación del sector.

Trabajadora sexual - Chongo - Chongo Ecuador
La actividad está complicada, hay pocas ganancias, según propietarios y sexoservidoras.EXTRA

“Ayer (el miércoles 15 de mayo) conversaba con el propietario de un local y yo le dije, ‘¿qué pasó? Aquí encontraba de 12 a 14 chicas, pero ahora lo que hay son solo cinco’. Me dijo que no estaban acudiendo”, explica la dirigente.

Este dato ha sido corroborado por las mismas trabajadoras. Ante la disminución de clientes en los locales, algunas han decidido trabajar de forma independiente en las calles para encontrar sus propios clientes. Otras optan por promocionarse a través del teléfono, redes sociales o internet. Sin embargo, esto implica riesgos.

“Ellas se encuentran con un cliente y no saben cómo es, qué va a hacer. Tienen que ir con mucho cuidado. Otras prefieren estar cerca de hoteles con los que ya tienen hablado para brindar su servicio allí y estar más seguras”, refiere.

Trabajan con horarios más cortos

Vanesa explica que en el local donde trabaja cierran las puertas, como máximo, a las 00:30. Ya no se quedan como antes, hasta las 02:00, porque ya no van tantos clientes y quieren evitar riesgos. Francisco también comenta que en su negocio tampoco atienden hasta tarde.

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“Poco a poco nos iremos reacomodando, extendiendo el horario. Ojalá esto mejore para poder volver al ritmo que teníamos antes. También la gente debe entender que la mayoría de los crímenes ocurren fuera de los negocios, no dentro”, dice Francisco. 

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