Amanda y Tamia Villavicencio han pasado dos días frente a frente (por la cámara de Zoom) ante los sicarios que habrían asesinado a su padre. Faltan cinco más en la audiencia de juzgamiento. Para Amanda, la situación es extenuante y llena de incertidumbre. “Nunca hemos estado en un juicio. Nunca vivimos esto”, dice.

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Deben escuchar una y otra vez el precio que le habrían puesto a la vida de Fernando Villavicencio (quien murió a tiros pasadas las 18:00 del 9 de agosto de 2023), los detalles del levantamiento de su cadáver, de la autopsia. “Antes de las audiencias nos ponemos nerviosas, se nos daña el estómago. Nos sentimos físicamente afectadas”.

Por ahora van 20 de 200 testigos que han sido convocados a la audiencia de juzgamiento. “Ha sido agotador. Además de que no ha habido las garantías necesarias. Los procesados hicieron lo que quisieron. Ha sido tan doloroso”, reclama.

Uno de los cinco procesados, Carlos Angulo, alias el invisible, interrumpió varias veces la diligencia desde la cárcel La Roca en Guayaquil. Tenía preguntas y activaba su micrófono. “Ellos (los imputados) estaban felices, hasta se hacían bromas de celda a celda en plena audiencia”, cuenta Amanda.

El peor momento fue cuando el sujeto se dirigió a ellas mediante el chat de la aplicación Zoom. “Fue un mensaje intimidatorio, pero no queremos reproducirlo porque ya nos han revictimizado bastante”, aclara.

Ella reclama por la falta de seguridad y de capacitación en la Función Judicial. “Cómo bloquear la participación de los invitados a una sesión debe ser la clase uno”.

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