Carmen Suárez evitó que su esposo y su hijo vayan sucios al trabajo. La mañana del 11 de noviembre, cuando abrieron la ducha para bañarse, no cayó ni una sola gota. Habían cortado este servicio desde la madrugada y las autoridades no les habían avisado previamente.

Suárez tenía unas reservas de líquido en unas tinas. Las calentó en ollas grandes y logró que sus familiares se vayan ‘limpiecitos’ a sus actividades. Eso sí, “les tocó bañarse a la ‘antigüita’, con balde en mano”, comentó.

La moradora de Solanda, en el sur de Quito, no fue la única que padeció de este problema. Sectores aledaños como La Gatazo, La Ajaví, Santa Rita, Santa Anita, San Bartolo, Chillogallo, entre otros, también amanecieron sin agua.

¿Cómo fueron afectados los negocios?

Santiago Santillán es propietario de una lavadora de carros y casi llora mientras contaba a EXTRA la indignación que sentía por este corte repentino. “Las autoridades no tienen empatía con las medianas y pequeñas empresas”.

El ciudadano afirmó que ya no sabe qué más esperar con esta crisis energética que se vive en el país. Afirmó que, con el dolor de su alma, su negocio podría quebrar, pero no quiere dar ‘su brazo a torcer’.

El 11 de noviembre llegó a su negocio más temprano para aprovechar las horas que tiene luz antes de que comenzaran los apagones, pero se encontró con que no tenía agua.

No habían guardado el líquido para poder trabajar y tuvo que decirles a sus clientes que vuelvan otro día porque en esas condiciones no les podía atender. Asimismo, a sus 10 empleados les dijo que se regresen a sus casas porque sin los servicios básicos no podrían trabajar.

Santillán comentó que desde que comenzó la crisis energética les recomendó a sus trabajadores que trabajen a medio tiempo y busquen otro empleo, ya que es insostenible pagar sueldos completos si no se puede generar dinero en el ‘nego’.

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Incluso él ha tenido que dejar de cobrar lo que percibía para completar la paga a sus colaboradores. “También tengo familia. No sabemos qué más esperar de los políticos”.

Otros afectados en la ciudad

Ximena Rocha trabaja en la empresa de Santillán y reconoció que ella ha buscado otras alternativas para tener un ingreso económico en su hogar. No pudo ni prepararse el desayuno para salir a laborar porque sin agua no podía prepararse su café y, por si fuera poco, su cocina es a inducción y tampoco tenía luz eléctrica. “Esta crisis es insostenible. Se está hundiendo el país”.

A pocas cuadras de allí, María Yupangui limpiaba al apuro algunas estructuras de metal que utiliza en sus negocios de zapatos. Dijo que como el agua se había ido temprano, no alcanzó a limpiarlas y tuvo que hacerlo tarde, retrasando la atención en su local.

La comerciante, visiblemente decepcionada, hizo un llamado a las autoridades para que no se burlen del pueblo y, por lo menos, avisen cuándo van a realizar el corte de algún servicio.

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¿Qué decisión tomó el alcalde de Quito?

Luego de que varios sectores de la ciudad amanecieron con cortes no programados de agua potable el lunes 11 de noviembre, el alcalde de la ciudad, Pabel Muñoz, anunció que se analiza la implementación de un corte preventivo de una hora diaria en el servicio de agua.

Esta medida, explicó, busca evitar una afectación más severa en el futuro.

Muñoz señaló que la falta de lluvias y las deficiencias en la red eléctrica nacional han agravado la situación, lo que aumenta la probabilidad de que los cortes de agua sean inevitables si no se implementan medidas preventivas.

Por eso, el alcalde planteó que es preferible que a la ciudadanía se le quite una hora de agua todos los días, sabiendo en qué horario será, en lugar de que después haya que cortar el servicio 14 horas.

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