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Las advertencias que ignoraron los jóvenes asesinados e incinerados en Quevedo
Óscar Montoya y Diego Burgos fueron baleados y sus cuerpos quemados por personas que se acercaron para reclamar algo, en la parroquia San Carlos.
Desde su vivienda, Juan Montoya divisó que salía humo negro de la casa que arrendaba su hijo Óscar, de 22 años, a unas tres cuadras de distancia y en el que funcionaba una peluquería, ubicada en la calle 9 de Octubre, cerca del parque de La Madre, en la parroquia rural San Carlos, perteneciente al cantón Quevedo.
Eran más de las 19:00 del martes 28 de noviembre, cuando Juan se acercó hacia el local donde trabajaba su descendiente, pero al llegar se topó con una macabra escena: los cuerpos de Óscar y de Diego Burgos Morán (19), su amigo, estaban quemados y baleados.
Según las primeras investigaciones, primero les dispararon y luego les rociaron gasolina, para después prenderle fuego a los cadáveres.
‘Pito’ caliente
En el lugar del doble asesinato se vivió un ‘pitote’ que el vecindario nunca imaginó vivirlo, ya que este sector está en una zona céntrica, que siempre se ha caracterizado por la tranquilidad de sus habitantes.
En el sitio nadie se quiso referir al hecho violento. Sin embargo, uno de los testigos, quien prefirió no identificarse por temor a represalias, contó que a cerca de las 19:00, unos individuos llegaron a la peluquería de Óscar Montoya en un vehículo de color blanco.
Dos personas se bajaron del carro y empezaron a discutir con Montoya y Burgos. En ese momento, la cosa se puso caliente, según el ‘ojo seco’ que reveló datos a EXTRA.
Los del vehículo también se pusieron más ‘piteones’ y, al parecer, les reclamaban a Óscar y a Diego que devolvieran lo que era de ellos. Este dato, hasta el cierre de esta edición, no ha sido confirmado por los investigadores.
De un momento a otro, los hombres que se encontraban en el auto sacaron sus armas de fuego y les propinaron varios disparos a los ‘panas’.
Al parecer, los victimarios ya tenían todo ‘craneado’, debido a que uno de ellos sacó un recipiente de plástico y empezó a rociar gasolina sobre los cuerpos para luego prenderlos en llamas.
Presunta advertencia
Sobre este caso, el jefe de la Dirección de Investigación de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas (Dinased), Édison Hernández, indicó que se han activado las unidades investigativas para conocer las motivaciones del hecho violento.
Se conoció que las víctimas habrían sido advertidas por integrantes de una organización delictiva sobre el atentado que iban a sufrir.
Por su parte, los familiares de los jóvenes solo indicaron que ellos se dedicaban a trabajar y que nunca habían tenido problema con nadie, ya que no pertenecían a ninguna organización delictiva.
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