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Peregrinaciones por fe y para encontrarse con Dios
En grupos parroquiales también realizan viajes con jóvenes para que puedan reflexionar sobre qué hacer en sus vidas
Acudir a los diferentes santuarios es parte del peregrinar de decenas de creyentes, movidos por su fe, en agradecimiento a un favor o por tradición familiar. Entre los visitantes del Santuario Narcisa de Jesús, en el cantón Nobol, Guayas, muchos lo hacen por costumbre para asistir a las misas, agradecer o para que la santa interceda ante una necesidad.
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Desde el cantón Milagro, los creyentes que se congregan en una capilla dedicada a la tercera santa ecuatoriana están preparando la novena en conmemoración del aniversario de su canonización, que se celebrará el próximo 12 de octubre. También están organizando una peregrinación a su santuario.
Recientemente, otros peregrinos partieron desde la parroquia Beata Mercedes de Jesús Molina, en el norte de Guayaquil, con destino al santuario de la Rosa del Guayas, en la ciudad de Riobamba, provincia de Chimborazo. Visitaron la capilla del Sacrilegio del Colegio San Felipe Neri y la iglesia de Nuestra Señora de Balbanera, la primera iglesia católica del país.
EN BUSCA DE UNA RESPUESTA
Devotos de la Virgen de El Cisne también realizaron sus procesiones y asistieron a la romería que se lleva a cabo cada mes de agosto.
Martha Lema fue una de las peregrinas. Desde hace dos décadas, viaja cada año a El Cisne desde Latacunga, Cotopaxi, para agradecer por la recuperación de su hijo, quien estuvo internado en un hospital a la edad de un año.
Sin embargo, también hay peregrinaciones de jóvenes que participan de recorridos en busca de respuestas y de un encuentro con Dios.
Carlos Ponce, de 24 años, miembro del Camino Neocatecumenal de la iglesia Reina del Quinche, en la cooperativa Unión de Bananeros, en el Guasmo sur, enfatiza que estos viajes no son turísticos.
“Las peregrinaciones son importantes para nosotros los jóvenes porque nos ponen en movimiento”, dice Ponce.
Según ha aprendido, “para todo hay un tiempo”, y estos desplazamientos se convierten en momentos propicios para que muchos jóvenes encuentren su vocación, para “encontrarnos con Dios y encontrar respuestas sobre qué queremos hacer en nuestras vidas”, resalta Ponce, quien recientemente participó en una peregrinación de Guayaquil a Cuenca.
Este joven confiesa que en algún momento de su vida se sintió perdido y, gracias a lo que ha aprendido en las peregrinaciones, ha encontrado respuestas. A los 14 años, tuvo su primera experiencia al peregrinar a Zamora y también participó en el encuentro mundial de jóvenes realizado en 2023, en Portugal.
En estos desplazamientos, resume Ponce, los jóvenes cuentan con una guía, y si visitan una iglesia, es por el significado que tiene para un católico; las oraciones están presentes en todo momento. (IC)
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