Con una inspección, aplicando luminol, producto químico para detectar máculas o indicios de sangre, la Policía, a través de Criminalística, busca establecer si el cadáver de Henri Javier Molina Ramírez ha sido el único que fue cercenado y manipulado en un inmueble de la ciudadela San Alejo, en Portoviejo, Manabí.

El coronel Lenin Peralta, jefe policial subrogante de la Subzona Manabí, citó que la escena del crimen es una vivienda en abandono. Con las pericias técnicas forenses buscan establecer si existiría sangre, restos, rastros, que ayuden a determinar si esta vivienda era usada para estas prácticas sanguinarias.

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Los investigadores rastrean más pistas porque el hecho descubierto la noche del domingo 25 de agosto, no es único de desmembramiento humano reportado en esta ciudad. El 3 de este mes, en el sector Ciudad Perdida, hallaron un tronco con sus extremidades y un día después, en una calle de San Alejo, encontraron una cabeza en una funda plástica.

Asimismo, se practicarán pericias al arma de fuego y la sierra que habrían usado para cercenar a Molina.

El atroz cercenamiento del cadáver, según peritos en Criminalística y Ciencias Forenses, sería un mensaje de sadismo, enfermedad mental y extrema violencia.

Luis Lara, licenciado en Criminalística y Ciencias Forenses, indica que estas son prácticas calcadas de los carteles mexicanos, los cuales tienen repercusión en grupos terroristas asentados en el país.

El perito explica que a través de esta práctica de desmembrar, además de dejar un mensaje de terror y poder, buscan en muchos casos ocultar el delito. Sin embargo, el hecho de haber usado una sierra para cometerlo es alineado a una enfermedad mental y sadismo.

“Estos casos ocurren cuando se cae un cargamento de droga y los jefes envían a matar por fuga de información, o cuando se cambian de bandas o por ajustes de cuentas y retaliaciones entre organizaciones”, explica Lara.

El asesinado, Henri Javier Molina Ramírez, de 20 años, protagonizó, el pasado 26 de abril, un escándalo en la vía pública que derivó en una contravención de segunda clase.

Según un archivo que reposa en la web del Consejo de la Judicatura, ese día, policías se trasladaron hasta la calle Isabel Vera Loor por un ‘pito’ en la vía pública. Molina habría estado lanzando botellas de vidrio a la vía, usando frases intimidantes y amenazando a la arrendataria.

Los agentes verificaron que el hombre se encontraba ebrio e insultó a los agentes: “... se están metiendo, yo soy lobo y los voy a matar a todos”, les dijo esa vez.

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