Frixon Angulo, conocido como Marimba por su participación en el recordado programa Bailando por un sueño, nunca imaginó que la mayor prueba de su vida no la enfrentaría en un escenario, sino en la dura realidad de un hospital.

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Hace seis años, el destino le arrebató a su hijo mayor, un adolescente de 15 años que perdió la vida debido a una sepsis. El dolor de aquella pérdida aún lo persigue, pero ahora una nueva batalla lo obliga a mantenerse firme: su pequeño Dereck, de apenas tres años, ha sido diagnosticado con leucemia.

El diagnóstico cayó sobre la familia como un relámpago en plena tormenta. No hubo tiempo para lamentos ni preguntas sin respuesta. Con la urgencia que la enfermedad exige, Frixon y la madre de su hijo dejaron atrás su rutina en Santo Domingo y se trasladaron a Portoviejo, donde el niño recibe tratamiento en el hospital Solca, una de las principales instituciones oncológicas de Ecuador.

“Yo trabajo en el ECU 911 y la mamita de mi hijo es docente. Estamos con permiso porque esto es más grande que cualquier otra responsabilidad, es una calamidad, cuenta Frixon. “Nos tocó mudarnos a Portoviejo, donde arrendamos un departamentito para que Dereck pueda recibir su tratamiento”.

Pero el cáncer no solo consume la salud de quien lo padece, también desgasta emocional y económicamente a las familias. Aunque el hospital brinda atención especializada, los costos asociados al tratamiento —medicinas, exámenes, estadía, alimentación— son una carga difícil de sobrellevar.

Ahí es donde surge la chispa de esperanza de Frixon: si no puede detener la enfermedad, al menos puede pelear con lo que tiene a su alcance. Y lo que tiene es sazón.

Un plato con el sabor de la esperanza

Cocinar nunca fue su profesión, pero sí una pasión. “Siempre me ha gustado la cocina, pero jamás pensé que un plato de comida sería mi mejor herramienta para salvar a mi hijo”, confiesa.

Así nació la idea de preparar y vender encocado de gallina ahumada, un platillo tradicional con el que busca recaudar fondos para costear los gastos médicos. “Lo hice en Santo Domingo y fue un éxito. Ahora lo haré en Portoviejo, este sábado 22 de marzo, frente al Comando de Policía”, anuncia con entusiasmo.

El plato, que combina el ahumado de la gallina con la suavidad y el toque exótico del coco, se ha convertido en más que una receta: es un símbolo de lucha. Cada venta es un paso más en la batalla por la vida de Dereck. El valor de cada plato es de $5 dólares.

“La cocina me ha dado una nueva fuerza. Estoy a punto de convertirme en chef, y todo por él”, dice con una mezcla de orgullo y determinación.

Pero más allá de los ingredientes y la preparación, lo que realmente hace especial cada plato es lo que lleva en su esencia: el amor inquebrantable de un padre que se niega a rendirse.

Unidos por Dereck

La enfermedad también ha traído un inesperado giro en la historia personal de Frixon. Su relación con la madre de Dereck, que había estado marcada por la distancia, ha cambiado en medio de esta lucha. “Nos ha unido como nunca antes. Dios tiene el control y no reprocho lo que sucede”, afirma.

Ahora, más que nunca, trabajan juntos con un solo objetivo: salvar a su hijo.

Para quienes deseen sumarse a la causa, pueden adquirir su plato de encocado el sábado 22 de marzo en Portoviejo, frente al Comando de Policía, o hacer sus pedidos al número 099 425 8364.

Cada porción vendida es más que un simple plato de comida: es un gesto de apoyo, un rayo de esperanza y un recordatorio de que, cuando el amor de un padre se combina con la fuerza de una comunidad, la lucha por la vida siempre tiene sabor a victoria.

Otra de las ayudas que se solicita para Dereck es la donación de sangre y plaquetas O+ .

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