Berta Castillo aún no puede preparar ni una taza de café en su casa porque no tiene ni cocina ni vajilla. Todo se lo llevó la corriente la mañana del fatídico 4 de junio. Ella vive en el sector denominado 50 casas, el más afectado por el aumento del caudal del río. 

A la mujer, a su esposo y a sus hijos les tomó casi tres semanas limpiar por completo su casa y desalojar todo el lodo que dejó la creciente. Pero su vivienda está vacía porque todos sus enseres fueron arrastrados por el agua.

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Y como ni ella ni su esposo tienen trabajo, no han podido adquirir nuevamente sus pertenencias. Se alimentan gracias a la buena voluntad de los vecinos que le proporcionan la comida y cuando compran algo para preparar, piden prestada una cocina, pero no quieren vivir así.

La mujer fue parte del grupo de habitantes de este populoso sector que el 4 de julio cerraron la Ruta del Spondylus, a la altura del barrio La Tolita, para reclamar la atención de las autoridades.

“El alcalde, el gobernador y demás autoridades tienen que ir al territorio y reunirse con los afectados, no estar entre ellos, porque somos nosotros los que pasamos necesidades, nosotros conocemos el dolor que nos ha dejado esta tragedia”, aseguró Berta notablemente indignada.

El bloqueo de la vía, que conecta a los cantones Esmeraldas y Atacames, empezó a las 06:00 y se mantenía hasta el cierre de esta nota.

Los manifestantes quemaron llantas, utilizaron piedras y trozos de madera para cerrar la carretera. “Queremos que las autoridades nos expliquen cómo y cuándo nos van a ayudar porque nos han dejado abandonados. Ha pasado un mes y no hay ayuda”, expresó Enrique Torres, dirigente del barrio 50 Casas.

“Ha pasado un mes de la tragedia y ha ocurrido lo de siempre: pasa una semana y se olvidan de los damnificados. Acá estamos solos. La próxima vez seremos más y vamos a protestar los afectados de todos los barrios que aún no reciben ayuda”, agregó Patricio Mina, morador de las 50 Casas.

Según Guadalupe Quiñónez, otra dirigente del sector, la situación es igual o más grave que cuando ocurrió la tragedia, la situación ha recrudecido. 

“Solo hemos podido sacar algo de lodo, pero la mayoría lo perdimos todo y seguimos sin nada, solo estamos recibiendo pequeñas ayudas de alimentos, pero necesitamos soluciones profundas, reales y serias. Aún no llega el bono de arrendamiento ni el de contingencia. Nuestras casas están inhabitables el 50%”, aseguró Quiñónez.

Según datos de los dirigentes de las 50 Casas, en este sector viven 1800 familias y hay más de 2000 viviendas, de las cuales el 50% está inhabitable.

De este número, solo 27 familias han recibido el bono de arrendamiento porque tenían título de propiedad. El resto espera que el Municipio le apruebe los derechos de posesión de sus propiedades para acceder al bono.  

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