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Marco Angulo falleció este 11 de noviembre, tras 35 días de agonía.LUIS CHEME

El cuerpo de Marco Angulo fue recibido con fuegos artificiales en Rocafuerte

Rocafuerte despidió a Marco Angulo con una emotiva caravana y tributos, recordando su legado en el fútbol y el cariño de su comunidad

En la quietud de la noche, la parroquia Rocafuerte se iluminó con destellos de luz y el sonido de fuegos artificiales. A las 00:45 de este 13 de noviembre, el aire se llenó de un profundo sentimiento de nostalgia y celebración. Los restos de Marco Angulo, el querido exfutbolista de Liga de Quito, llegaron en una furgoneta blanca, acompañados por una caravana motorizada que recorrió las calles del pueblo. Motocicletas y automóviles se alinearon, formando un río de amor y respeto que reflejaba la esencia de un pueblo que nunca olvidará a su hijo pródigo.

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Al llegar al corazón de Rocafuerte, la calle Bolívar se convirtió en un escenario de recuerdos y emociones. La casa de los padres de Angulo, un lugar que ha sido testigo de risas y lágrimas, se transformó en un santuario de despedida.

Marco Angulo militaba como jugador en Liga de Quito.CORTESÍA

En el exterior, tres carpas se erguían como guardianes de la memoria, mientras sillas esperaban a quienes deseaban rendir homenaje al hombre que llevó el orgullo de su comunidad en cada partido.

LA DESPEDIDA DE UN ÍDOLO DEL PUEBLO

El féretro, cubierto con la emblemática bandera de Liga de Quito, reposaba en el centro de este tributo. A su lado, dos grandes fotografías de Angulo lo mostraban en su esplendor, vistiendo el uniforme que lo consagró como ídolo. La atmósfera estaba impregnada de un aire de reverencia; cada visitante traía consigo una historia, un recuerdo, una sonrisa que se entrelazaba con el dolor de la pérdida.

En un rincón, dos camisetas enmarcadas recordaban sus hazañas con Independiente del Valle y la Selección Nacional, símbolos de un legado que trasciende el tiempo. La luz de las velas titilaba suavemente, reflejando el amor de amigos y familiares que se acercaban para dar su último adiós. En cada abrazo, en cada lágrima, se sentía el eco de un corazón que latía por el fútbol y por la comunidad que lo vio crecer.

La noche avanzaba, pero la memoria de Marco Angulo permanecería viva en cada rincón de Rocafuerte y en cada canto de quienes lo amaron. Su legado, forjado en el césped y en el corazón de su gente, se convertirá en una llama eterna, recordándonos que, aunque su cuerpo ya no esté, su espíritu seguirá corriendo por las canchas de la vida.

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