La Navidad llega con un mensaje de advertencia para los delincuentes en Tungurahua. El mediodía del martes 24 de diciembre, en la comunidad de Angahuana Alto, parroquia Santa Rosa, tres quiteños —dos hombres y una mujer— fueron sometidos a una sanción comunitaria tras intentar estafar a los comuneros con llantas usadas.

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Lo que parecía un día de celebración se vio interrumpido por un acto de justicia comunitaria que causó gran conmoción. Los tres sospechosos habían llegado el día anterior con una camioneta cargada de neumáticos en mal estado, con la intención de venderlos como nuevos. Sin embargo, los comuneros rápidamente descubrieron el engaño y los retuvieron.

Semidesnudos cargaron llantas y las quemaron con la camioneta

El 24 de diciembre, los sospechosos fueron llevados a la plaza de la comunidad. Bajo la mirada de los líderes locales, fueron despojados de su ropa exterior y obligados a cargar las llantas al hombro hasta la camioneta, donde posteriormente le prendieron fuego. La camioneta en llamas simbolizó el sentir de la comunidad ante este hecho.

Un mensaje claro

"Este es un mensaje claro para quienes intenten cometer actos ilícitos en nuestra comunidad. No toleraremos este tipo de conductas", afirmó Amable Chaluis, presidente de la parroquia Santa Rosa. Para él y para los comuneros, la sanción comunitaria no solo era una forma de corregir a los infractores, sino también una advertencia para quienes intenten aprovecharse de la buena fe de la gente.

El acto fue respaldado por la mayoría de los habitantes de la parroquia. "Lo que hicieron no está bien, pero también es una forma de protegernos. Si no actuamos, nos seguirán engañando", comentó uno de los comuneros.

Dos días antes, un incidente similar en Salasaka

Solo dos días antes, en la parroquia de Salasaka, Pelileo, un hombre reincidente en robos fue castigado de manera similar. Colgado de un puente peatonal, el presunto ladrón pasó varias horas expuesto al público. Este castigo fue igualmente aprobado por los habitantes, quienes consideran que la justicia comunitaria es esencial para mantener la paz y el orden en sus territorios.

"Esto es lo que necesitamos para que los delincuentes aprendan a respetar. Aquí no hay tregua ni en Navidad", afirmó Juan Quispe, habitante de Santa Rosa.

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