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Opinión

Editorial: Este pueblo ya no puede más

Los ecuatorianos no soportan más descalabros. Se requieren soluciones firmes e inmediatas que no impliquen más sacrificios de los que ya hacen

Histórico momento de nuestro pobre y querido Ecuador. Parece que nunca antes hemos enfrentado una situación tan crítica como la actual: sequía, crisis energética, altos niveles de violencia criminal, corrupción y desempleo son solo algunos de los ingredientes que configuran un escenario apocalíptico que, lejos de ser una exageración, es nuestra dura realidad.

Estos problemas han generado desesperanza y hartazgo entre los ciudadanos. A pesar de la fe y el esfuerzo diario, muchos regresan a casa con una profunda rabia al ver cómo el país se desmorona. Gran parte de la responsabilidad de esta caída libre hacia el abismo recae en los políticos y funcionarios de turno, quienes, inmersos en sus egos y conflictos, han arrinconado al pueblo en una situación cada vez más desesperante.

Todo este panorama oscuro —y no precisamente por los apagones nocturnos de ocho horas anunciados por el Gobierno— despierta sospechas. Las constantes acusaciones y enfrentamientos entre líderes políticos y personajes vinculados a casos de corrupción contribuyen a un ambiente de desconfianza general. ¿Desestabilización intencionada o simplemente inoperancia del Estado para enfrentar las crisis? Sea lo que fuere, los ecuatorianos no soportan más descalabros. Se requieren soluciones firmes e inmediatas que no impliquen más sacrificios de los que ya hacen para sobrevivir.