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Opinión
Editorial: ¡Telefonía cara y maltrato!
El país continúa a la cola de sus pares de la región en las telecomunicaciones, con el pie puesto en el freno en el desarrollo de todos los niveles de la sociedad ecuatoriana.
La minúscula ampliación del espectro por parte del Estado, sumada a la poca inversión de las telefónicas, se traduce en la entrega de un pésimo y costoso servicio a los usuarios, que ven complicado el diario vivir laboral y personal.
Pero lo peor es que nadie vela por el consumidor, que paga altas sumas por el servicio y, tras ello, se ve expuesto a la exigencias de las empresas telefónicas, que a su gusto hacen y deshacen con los contratos.
Le sobraron minutos por los que el cliente pagó, pues lo lógico sería que la telefónica les acumule esos ‘megas’ o tiempo en el próximo pago, pero no, se los cogen ellos. Así de simple es la cosa. Y ni qué decir si el cliente quiere dar por terminado el contrato, le ponen mil trabas al usuario... Ah, pero si uno se retrasa en el pago, ¡adiós servicio!
Ante estos reclamos, el país requiere de una telefonía avanzada, que incremente la calidad y seguridad de los sistemas telemáticos, especialmente en los campos de los sectores prioritarios, entre ellos la educación, la salud y la productividad.