La improvisación en el tema de planificación en este Gobierno le pasa una factura carísima a los ecuatorianos. No es solo la sequía que tiene secos los ríos; no es únicamente el problema en la generación de energía eléctrica ante la falta de agua; no pasa solo porque hay planes que se han retrasado por diferentes motivos... sino por la manera desprolija en que se está manejando esta problemática.

Y al final del día, quienes están pagando las consecuencias son los ecuatorianos, que una vez más ven cómo los racionamientos de energía eléctrica nos vuelven un país en emergencia y complican todo, absolutamente todo.

Afecta actividades diarias y normales tan simples como levantarse, ir a ‘pegarse’ una ducha y encontrarse que, aparte de luz, tampoco hay agua porque sin energía tampoco trabajan las plantas distribuidoras del servicio vital. Y golpea todas las actividades laborales y el sector productivo en general, que impávido ve cómo se producen apagones de 3, 5, 8 y hasta más horas, y cada día los pone a ver a todos el calendario para conocer ‘a quién le toca hoy cortar por más horas’.

La ciudadanía está consciente de lo que ocurre con la sequía, pero lo que molesta es la sequía intelectual de este Gobierno para actuar con rapidez y previsión ante problemas ya detectados.