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Opinión

Editorial: Mendigando paz para Durán

Salvo la campaña de vacunación contra la COVID-19, el actual gobierno no le encontró la vuelta a nada en el país, peor en el tema más delicado y urgente: la inseguridad. Y en los pocos meses que le queda, gracias a la ‘muerte cruzada’, parece que está viviendo al “ya que ch...”, expresión que el propio presidente lanzó en agosto de 2020 cuando era precandidato.

Una prueba de esa apatía por lo que sucede con la violencia criminal es la lenta respuesta ante el salvaje incremento de asesinatos en Durán durante las dos últimas semanas. Después de la repetida ‘receta’ conocida como estado de excepción, aplicada cada vez que la sangre de criminales e inocentes se desbordaba por las calles, el Gobierno no ha hecho mayor cosa para devolverle la tranquilidad a los duraneños, que viven encerrados en sus casas por las extorsiones y amenazas de muertes.

Hace poco se garantizó la seguridad del alcalde de ese cantón para que continúe ejecutando sus tareas en territorio, pero ¿y los ciudadanos? En las zonas más calientes de Durán, criminales se pasean con armas largas, desafían a sus rivales y se graban orgullosos de someter a la población. ¿Esto no es urgente para un gobierno o el pueblo debe seguir mendigando paz?