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Opinión
Editorial: Guías contra policías
Parece de no creer los enfrentamientos entre guías y policías en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil. Tan grave problema se evidenció a principios de la última semana de junio, cuando fue notorio que inmorales guías no apoyaron la peligrosa labor de los agentes en la madrugada, cuando se evitaba el ingreso de todo tipo de armas, celulares y hasta videojuegos, empaquetados en 18 bultos.
A las 3:30 de la madrugada se logró capturar a un ciudadano venezolano, quien trataba de introducir lo señalado, pero lo sumamente extraño es que algunos guías penitenciarios aparecieron repentinamente, pero no para ayudar a la policía, sino para defender al corrupto agente que fungía de cómplice, momento en el que también los internos empezaron a lanzar piedras contra los uniformados que cumplían sus funciones.
La corrupción en nuestras cárceles es por demás evidente y debe ser por eso que ciertos privados de libertad logran fácilmente adquirir cualquier tipo de producto que deseen y también comunicarse incluso con otros centros penitenciarios para planificar motines y crímenes.
Los centros de rehabilitación necesitan urgentemente una exhaustiva reorganización ante tal creciente inmoralidad por parte de ciertos guías que deben permanecer en las cárceles, pero en calidad de presos ante tantos actos delincuenciales.