Una alarmante como dramática noticia es la que nos ha llegado desde las mismas fuentes gubernamentales, por la cual nos hemos enterado que el número de desempleados en el Ecuador sobrepasa la cifra de un millón de ciudadanos. Es decir, cerca del 10 % de la población nacional, en la cual se incluyen, por supuesto, a los infantes y a las mujeres dedicadas solo a labores domésticas.

Esta alta tasa de desempleo tan preocupante tiene su origen en los sectores privados y gubernamentales. En los primeros porque la emergencia sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus produjo una larga paralización en las actividades comerciales, lo que dio por resultado la falta de ingresos en las empresas que obligó a un despido masivo de empleados y trabajadores.

Y en cuanto a la parte gubernamental, en el Estado, han sido suprimidos algunos organismos públicos –los Correos y los Ferrocarriles entre ellos, que parecían intocables- lo que produjo que una gran masa de burócratas quedaran en la calle, es decir, sin la necesaria fuente de ingresos para el mantenimiento de sus hogares. Las perspectivas para que el fenómeno de la peste que nos llegó de China concluya, tras la búsqueda de la vacuna que frene los contagios, son largas y podrían durar hasta el próximo año, lo que implica que el desempleo seguirá aumentando.