El acoso sexual a mujeres es un fenómeno humano, psicosocial y cultural que ha ido en ascenso en la sociedad moderna. Está en el ámbito de lo que juristas, criminólogos, sociólogos y psicólogos llaman agresión de género.

En el país hay algunas formas de ella: institucionales en centros educativos, hospitalarios, organizaciones sociales, deportivas, artísticas, culturales, gremiales, empresariales, etc., y callejeras.

Se dice que su ascenso tiene que ver con la difusión de la pornografía y la exposición pública de la mujer como objeto sexual en los diferentes ámbitos de la propaganda y publicidad. Lo cierto es que hoy estamos ante un fenómeno social con estadísticas en incremento.

A nivel mundial han estado involucrados famosos presentadores, políticos, artistas, cineastas, cantantes y etc.

Lo que hoy en el país denuncia una integrante de la selección de fútbol femenino no es sino una parte de un evento más complejo que debe ser tratado por todos. Pues detrás del acosador sexual hay un agresor en potencia y un hombre que tiene serios problemas psicológicos que inciden y afectan a la colectividad femenina.

Por eso no hay que comprenderlo como un simple fenómeno patológico, sino también como hecho jurídico, político y cultural.