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Crónica roja
Salió a cobrar su semana de trabajo y lo mataron
La víctima, de 25 años, fue asesinada en un sitio desolado, en unas plantaciones, cerca del cementerio general de Simón Bolívar, en la provincia del Guayas.
En medio de unas plantaciones de cacao, en la parte posterior del cementerio general de Simón Bolívar, quedó el cuerpo sin vida de Anderson Güilindro Valenzuela.
Al joven de 25 años, oriundo del recinto La Represa, le propinaron un balazo en la cabeza. Fue el sábado 20 de agosto, cerca de las 19:00
En ese sitio, con caminos de tercer orden y donde el alumbrado público no existe, se escucharon varias detonaciones de arma de fuego.
A unos 50 metros está la ciudadela Las Malvinas y sus moradores, no sabían qué era lo que ocurría. Pero la curiosidad los invadió y cuando salieron para averiguar de dónde provenían los disparos, encontraron el cadáver del joven.
Agentes llegaron y confirmaron que se trataba de la escena de un crimen.
La noticia del asesinato de Güilindro se conoció en cuestión de minutos en todo el cantón. Es así que sus familiares no tardaron en llegar. Jóvenes, en estado etílico, intentaron en más de una ocasión reanimar al occiso.
Entre los que llegaron al sitio estaba Edison Güilindro, hermano del fallecido. Él conversó con los agentes de la Dinased que llegaron desde Milagro y les dijo que la víctima había salido en la tarde a cobrar su semana de labores, pues trabajaba en una bananera.
No sabía con exactitud qué fue lo que pasó, pero conoció, por medio de otros amigos, que dos sujetos, hasta ahora no identificados, persiguieron a Anderson a bordo de una moto hasta el sitio en el que lo asesinaron.
De ahí se barajan dos hipótesis. La primera un posible asalto, pues al momento del hallazgo del cuerpo, no estaba la moto en la que se movilizaba. La segunda, es que él intentó escapar de sus perseguidores y quiso refugiarse entre las plantaciones de cacao.
A decir del jefe de la Dinased subzona Guayas, Marcos Proaño, dentro del proceso investigativo se están considerando todas las versiones de los familiares y amigos del difunto.
No puede adelantarse a determinar la verdadera motivación del crimen, pero confirmó que la escena, por estar en un sitio desolado y sin iluminación, dificultó un poco en cuanto a la búsqueda de indicios. Lo que sí estaba seguro es que, en una revisión superficial del cuerpo, el joven presentaba el orificio de bala en el occipital derecho.
Durante el levantamiento del cadáver para llevarlo a la morgue de Milagro, los familiares del extinto gritaban y se abrazaban, pues no entendían los motivos por los cuales lo mataron. Según la base de datos policial, no registra antecedentes penales ni procesos judiciales pendientes.