Su confesión y la saña con la que mató a una mujer, de 72 años, lo llevaron a prisión y a una condena de 34 años y 8 meses de reclusión, además del pago de una multa de 5 mil dólares que serían entregados a los herederos de la víctima, como reparación integral.

Sin embargo, César Édison Vélez Vera, de 34 años, no cumplió ni cumplirá con estas disposiciones legales, porque al mediodía del viernes 13 de enero de 2023 fue asesinado por algunos de sus compañeros de la cárcel de El Inca, en el norte de Quito.

Su cadáver quedó tendido dentro de una celda del pabellón denominado Floresta. De acuerdo a las pericias preliminares, tenía lesiones en el cráneo, en los brazos, en el abdomen, en la espalda y hasta en los glúteos. Fue una golpiza letal.

Según la información proporcionada por el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI), la muerte derivó de una pelea que se registró entre los internos, pero no se confirmó lo que extraoficialmente se comentaba en los exteriores del centro carcelario: que todo habría empezado por unas dosis de droga que Vélez tomó y que, al parecer, no eran de su pertenencia.

Por su deceso, la Fiscalía anunció que formularía cargos en contra de cinco sospechosos privados de libertad. El Ministerio Público también reveló que se harían análisis forenses a otros presos que resultaron heridos en la riña.

Consumidor de drogas

César Vélez registraba una docena de procesos judiciales por diferentes delitos, entre estos, robos y tráfico de drogas. En su último expediente, por el asesinato cometido en contra de Consuelo Guevara, el 3 de septiembre de 2021, en el sector Carcelén, del norte capitalino, se detalla que él confesó que la atacó “a patadas” porque la señora le habría hecho un llamado de atención, cuando pasaba frente a su casa, en horas de la madrugada.

En el relato del suceso, asentado en el parte policial, se explica que el individuo habría trepado una pared para ingresar al domicilio de la víctima, para golpearla hasta provocarle un trauma craneoencefálico.

Durante este proceso judicial, se conoció que antes de que ocurriera el crimen, Vélez estuvo en casa de unos amigos, en una terraza, consumiendo bebidas alcohólicas y sustancias estupefacientes.

Creció sin madre

En los estudios psicológicos realizados a Vélez Vera antes de que se emitiera su sentencia, se detalla que a los 6 años perdió a su madre y que luego de eso creció con una tía, pero por sus supuestos problemas de ansiedad, depresión, inseguridad y falta de control, terminó haciendo de una quebrada su residencia y sumido en el alcohol y la cocaína.

No obstante, esa situación no lo volvió inimputable, porque los análisis arrojaron que era alguien orientado, en tiempo y espacio: “Podía comprender entre el bien y el mal”.

Policías lo salvaron

Después de que César Vélez cometiera el asesinato en Carcelén, corrió para tratar de escapar, pero algunos lugareños lo alcanzaron y empezaron a golpearle, indignados por lo acontecido. Si unos agentes no hubieran llegado para ponerlo a buen recaudo, esta historia no se estuviera contando.