Durante el día, un hombre permanece sentado sobre una acera de la avenida Equinoccial, a pocos pasos de la parada de autobuses. Apenas se mueve, pero no pasa desapercibido ante los ojos de los residentes de San Antonio de Pichincha, en el norte de Quito.

Aunque no saben su nombre, lo tienen bien identificado. Una especie de tumor en el cuello lo hace inconfundible entre los comerciantes y transeúntes del lugar.

Esa mismo bulto lo puso en evidencia en días pasados, cuando se viralizó un video en el que, al parecer, el hombre es protagonista de un robo en un billar de la zona.

“Para ladrón, ahí sí está sanito. Bien que en la mañana ni caminar puede”, cuestiona Anahí Vargas, una residente de San Antonio. Para ella es inadmisible que una persona se “aproveche de una discapacidad para mendigar”, pero que eso no le sea impedimento para “delinquir”, es peor aun.

Pero Vargas no es la única a la que sorprendió la imagen del sospechoso, que con una linterna en la boca, desvía el ángulo de una de las cámaras para sustraerse varios artículos de ese local. Pero no se percató de que otra lo capta.

Evelio Solís, uno de los vigilantes que el Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) de esa localidad distribuyó por el bulevar de la avenida Equinoccial, asegura que los “vicios” descarrilaron al hombre del tumor.

“Pasa sentado en la calle. No pide monedas, más bien la gente se las da por pena. No sé qué haga en las noches. Tampoco podría decir si lo están acusando con o sin razón... Si es el del video”, narra.

Como él, son ocho los trabajadores del GAD encargados de la seguridad en esa vía que abarca unas 12 cuadras hasta el redondel de la Mitad del Mundo. Su presencia ha mermado la inseguridad, asegura. Sin embargo, no les es posible ser guardianes de cada uno de los locales del sector, sobre todo en la noche.

Un tema que destaca es que los ‘choros’ no son endémicos. Han migrado de otros sectores de la ciudad.

María Tibán, otra vecina de San Antonio, coincide con el pensamiento de Solís, incluso explica que conoció al hombre del tumor años atrás, cerca del mercado de La Ofelia. “La mujer de él trabajaba por ahí. Él tendrá unos 45 años, pero está acabado por tanta mala vida”.

La defensa

Aunque los videos del hombre se popularizaron en los chats comunitarios de la zona, Fidel Betancourt, un comerciante, se niega a creer que el hombre “casi postrado” que se sienta en la vereda, esté acusado de robo. “Yo miro el video, pero no parece. Solo por el tumor coincide”.

No tiene muchos detalles del señor que permanece sentado cerca de la parada, pero asegura que se lo ve tranquilo.

EXTRA se acercó a la Unidad de Policía Comunitaria de San Antonio para obtener información al respecto y conocer si existen denuncias formales en contra del hombre. Sin embargo, el destacamento de los uniformados permanecía cerrado. El número de contacto que se socializa entre los residentes para emergencias tampoco responde.