En el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas pocos sabían su nombre. Solo lo conocían como Don Goyo. Este hombre de 60 años y con más de 45 trabajando como fileteador de pescados es una de las 9 víctimas mortales de la violenta masacre que se registró en este sitio.

Este trabajador, que sostenía económicamente a su familia con lo que ganaba en el día a día, habría sido una de las personas escogidas al azar por los más de 30 pistoleros encapuchados que irrumpieron en el puerto, por mar y por tierra, disparando indiscriminadamente con armas 9 milímetros y fusiles de largo alcance 223.

Según se ve en un video que circula en redes sociales, Don Goyo quedó atrapado entre dos grupos de pistoleros, los que llegaron en lancha y los que estaban a bordo de un taxi. Él no habría sabido para dónde correr, si en dirección al muelle o a la puerta de salida, por lo que se quedó de pie junto a la bodega número 28 del Puerto Pesquero Artesanal.

Cuando los pistoleros se acercaron al sitio donde él estaba trató de esconderse detrás de la puerta de la bodega, pero de nada sirvió porque un sujeto encapuchado y con fusil le disparó en más de cinco ocasiones.

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“Don Goyo no le hacía daño a nadie, era una persona buena que se ganaba la vida honradamente. Ojalá haya justicia para él y las otras víctimas”, expresó un comerciante de pescados la mañana de este miércoles 12 de abril de 2023, cuando el Puerto Artesanal trataba de retomar su rutina diaria después de la sangrienta jornada del 11 de abril de 2023.

En esta masacre también murió Congo, un hombre de 65 años que, como decenas de esmeraldeños, se dedicaba y vivía de la pesca.

“Vivía cerca de mi casa, siempre recuerdo verlo bajar y saludarme a mí y a mi familia, no se metía con nadie y se ganaba el pan de cada día de forma honrada”, contó Yordis Pinela Panchana, vecino de una de las víctimas de la matanza.

Congo se encontraba sentado junto a la bodega número 28, con sus botas amarillas puestas, esperando que zarpe la embarcación en la que todos los días salía a alta mar a pescar.

Según testigos, Congo se quedó inmóvil en el sitio esperando pasar desapercibido para los pistoleros. No trató de huir porque pensó que quedándose inmóvil y bajando la cabeza sería suficiente para salvar su vida. Pero no fue así; recibió al menos cinco disparos con fusil en distintas partes del cuerpo.

“A él lo mataron sentadito, no hacía mucho tiempo que había llegado al puerto y estaba esperando que pongan a punto la embarcación para irse a pescar como todos los días”, contó un pescador que conoció a Congo por más de 25 años.

La Quimba, un ayudante de bodega de 45 años, también trató de evitar la muerte refugiándose en un congelador donde se almacenan los mariscos, pero apenas pudo levantar la tapa cuando fue alcanzado por los proyectiles de un fusil de largo alcance.

“En la desesperación la gente no sabía para dónde correr, se lanzaban al agua, se escondían donde podían porque la bala llovía por todos lados”, comentó un vendedor de pescados que se salvó de morir porque se escondió debajo de unos contenedores de mariscos.

De a poco y con miedo se empezaron a retomar las actividades en el Puerto Pesquero Artesanal de Esmeraldas, la mañana de este miércoles 12 de abril de 2023, 24 horas después de la masacre.

Pocas fueron las embarcaciones de pesca que zarparon a alta mar, pese a que hubo fuerte vigilancia militar y policial en la zona, tanto por tierra como por aire y mar. En el sitio se observó escaso movimiento de personas, como no ocurría hace mucho tiempo.

Muchos pescadores optaron por no ir, mientras otros permanecen vigilantes y cautos ante cualquier situación que ponga en riesgo sus vidas. “En un día normal hubiera cientos de lanchas y mucha gente, pero ahora reina el miedo. La gente teme que haya una nueva balacera”, asegura Iván, un pescador que trabaja a diario en el puerto.

Para el sociólogo Ismael Bernal Espinoza con lo ocurrido en el puerto se atentó también contra las actividades pesqueras de Esmeraldas, “un mecanismo que tenía la población empobrecida para sobrevivir”, asegura el profesional.

DECAPITADO HABRÍA CONFESADO SU PARTICIPACIÓN EN MASACRE

Un nuevo video supuestamente relacionado a la masacre en el puerto pesquero de Esmeraldas se ha difundido en redes sociales. En este aparece como protagonista el ciudadano identificado como Jorge Muentes Saavedra.

En la grabación el individuo asegura pertenecer a la banda delictiva Los Tiguerones y confesó su supuesta culpabilidad en torno al ataque armado, perpetrado en el puerto pesquero esmeraldeño la mañana del martes 11 de abril. Además, el sujeto aseguró que este hecho estuvo comandado por alias Chávez y Calvo.

Tras finalizar su confesión, Muentes Saavedra, llamado también alias Tripa de pollo, habría sido decapitado con un machete y su cuerpo arrojado a una fosa común.

Su cabeza fue hallada la noche de este martes en el interior de un vehículo parqueado en el tramo de la calle 24 de Mayo, cerca de la catedral Cristo Rey, en Esmeraldas.

La cabeza estaba dentro de un saco color negro, en el asiento del copiloto y fue hallada por un morador del sector que se acercó al vehículo para ver qué había en su interior, constatando incluso que las puertas del carro estaban sin seguro. Cuando abrió la puerta del copiloto se dio cuenta que del saco salía sangre.

La víctima decapitada, según el testimonio de un familiar, ese martes 11 de abril estaba celebrando su cumpleaños número 36.

La cabeza permanece en la morgue de Esmeraldas, nadie se ha acercado a reclamarla.

El ministro del Interior, Juan Zapata, quien se encuentra en Esmeraldas coordinando las acciones que se llevan adelante para capturar a los pistoleros que atacaron en el puerto esmeraldeño, informó que han detenido a tres personas y decomisado dos armas en los 75 allanamientos que ha realizado hasta el momento la Policía.

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Además, el funcionario dio a conocer que se localizó la embarcación que habrían utilizado los antisociales para entrar al puerto a través del muelle.

Según Zapata, la Policía tiene claramente identificados a los autores materiales e intelectuales de esta sangrienta masacre. Uno de ellos sería alias Coco, detenido en Quinindé.

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