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La madre de uno de los acribillados llegó hasta el sitio en el que acabaron con la vida de su hijo. La mujer se aferró al cadáver.daniel vite

Dos madres lloraron a sus hijos baleados

Los asesinatos ocurrieron en la parroquia Viva Alfaro, en Los Ríos.

La huesuda no tuvo compasión y las balas sonaron como petardos en la parroquia Viva Alfaro, sur de Quevedo.

Alrededor de las 21:30 del sábado la calle El Manantial se tiñó de sangre. Los disparos acabaron con la vida de Alfredo Enrique Ube Trejo, de 37 años. Otra persona quedó herida y aparentemente sería pana del fallecido.

La víctima mortal circulaba en una motocicleta y vestía gorra, chompa negra y pantaloneta. En el barrio nadie lo conocía.

La Policía llegó al sitio y mientras realizaba el respectivo levantamiento de información, personas le sacaron pinta, dijeron que se trataría de El Mico y que era de la zona de la Galo Plaza, sector conflictivo de Quevedo.

Los minutos transcurrían, el cuerpo estaba tendido en la calzada. Cuando de repente llegó el ser que lo vio nacer, su madre. La mujer lloró desconsoladamente junto al cadáver, gritaba e incluso repetía: “Dios, ¿por qué mis hijos?”.

La mujer no se quiso identificar por temor a represalias y solo refirió que hace un tiempo también le mataron a otro hijo y ahora le toca volver a sentir el mismo dolor.

El jefe de la Policía, Darwin Guevara, indicó que se levantaron alrededor de 16 indicios balísticos y que además tenía antecedentes delictivos.

Una de las motivaciones de la muerte sería por amenazas que habría recibido la víctima, por lo que estarían investigando las causas del asesinato.

Se bajaron a Bemba

Uno de los tiroteados quedó tendido junto a su motocicleta.Daniel Vite

Luego de una hora y media del primer asesinato, a unas 5 cuadras, en la misma parroquia Viva Alfaro, ocurrió otra balacera.

El saldo fue irreparable. Sujetos que, según moradores, andaban en un vehículo acabaron con la vida de Jorge Byron Carbo Chila, de 24 años.

Según la Policía, el letal ataque se dio con fusil. Las balas le destrozaron la cabeza. Su madre, Marlene Carbo, lloró junto a su hijo muerto. La escena era desgarradora.

Sus allegados indicaron a la Policía que Carbo Chila estaba conversando con otros panas y que los antisociales llegaron y dispararon. La víctima intentó escapar, pero fue alcanzada por los tiros.

La Policía, en el lugar de los hechos, recogió alrededor de 10 balas de calibre 5.56 tipo fusil y unas 15 de 9 milímetros.

Los agentes investigan si las muertes de este pasado sábado tienen alguna relación.