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El 7 de abril de 2022, una semana antes de su muerte, Don Naza acudió al Ministerio de Defensa Nacional.Cortesía

Caso Don Naza: Al menos un millón de dólares se pagó por su secuestro

El día del rapto, andaba también con su "novia". Fue llevado a una denominada casa de seguridad de la banda criminal Los Lobos. Ahí, murió desangrado.

Las investigaciones ejecutadas tras el secuestro y muerte de Miguel Ángel Nazareno Castillo, conocido popularmente como Don Naza, no han precisado qué hizo entre el 7 y el 12 de abril de 2022, luego de que estuviera en el Ministerio de Defensa Nacional y antes de que sus ‘verdugos’ lo localizaran y empezaran a seguirlo (ver infografía).

Tampoco se ha determinado quiénes fueron los autores intelectuales y cuál fue la motivación para cometer el delito, por el que se pagó una gran suma de dinero. En el expediente del caso, al que Diario EXTRA tuvo acceso, se revela que fue “un monto no inferior al millón de dólares” y que el grupo al que se adjudicó el ‘contrato’ fue la organización criminal Los Lobos.

Los procesados por el crimen de Don Naza, de ser declarados culpables, podrían ser sancionados con prisión de hasta 26 años, sin considerar agravantes.

De acuerdo a indagaciones periodísticas publicadas por este medio de comunicación, uno de los bastiones principales de esta banda es el cantón Quevedo, en la provincia de Los Ríos. En la misma localidad, Nazareno Castillo se había radicado y montado su empresa de captación ilegal de dinero, Big Money. Durante su apogeo, esta agrupación le brindó seguridad personal y custodiaba los alrededores de su inmueble, en la parroquia Venus del Río Quevedo.

Sin embargo, habría perdido estos beneficios cuando a mediados de 2021 las autoridades apuntaron las miradas hacia su negocio ilícito, del que también habrían sido partícipes -con sus inversiones- policías, militares, políticos y funcionarios de diferentes instituciones. A ese punto, a Nazareno le quedaban dos opciones: entregarse o escapar. Hizo lo segundo.

Huyó sin protección

El 13 de abril de 2022, cuando Don Naza fue secuestrado, circulaba en un automóvil junto a cuatro personas: el dueño del carro (David Verduga), su abogada (Lorena Herrera), el cónyuge de la jurista (Hernán Huacón) y una mujer, identificada como Noemí Castillo, quien ante un agente investigador declaró que Miguel Nazareno “ya no tenía guardaespaldas, andaba solo…”.

¿Cómo lo sabía? ¿Quién era ella? En su versión sostuvo que “mantuvo una relación con Nazareno”. Esto se confirmó con el relato de la abogada, quien se refirió a ella como la “novia de Nazareno”.

¿Separado?

Lo que no se confirma en los extractos legales es que si Don Naza estaba separado o no de su esposa, Gabriela Bustamante, quien aún se encuentra procesada por el delito de captación ilegal de dinero, como autora, junto con su empleada, Dayanna Suárez, a quien la Fiscalía acusa de cómplice.

Ambas deben presentarse periódicamente ante las unidades que llevan la causa, hasta que se resuelva su situación legal. Para el reciente 7 de marzo estaba prevista la instalación de la audiencia de juicio, pero el acto se suspendió y se ha solicitado reagendar la diligencia. De ser hallada culpable, Bustamante enfrentaría una sanción de cinco a siete años de prisión.

Cientos de personas llegaban a la casa de Miguel Ángel Nazareno Castillo para realizar sus inversiones.Archivo

Una noche en un hotel

La “novia” de Don Naza contó que su amado viajó a Latacunga porque quería supervisar personalmente el trabajo de los abogados que estaban a cargo de la defensa de sus colaboradores, quienes habían sido detenidos el 7 de abril en los exteriores del Ministerio de Defensa.

Noemí mencionó que el 12 de abril salieron de Quito a las 05:00 y que por motivos de las diligencias tuvieron que hospedarse en un hotel de Latacunga, donde pasaron la noche juntos. También expuso que entre la Fiscalía y el Complejo Judicial se movilizaban a pie. Finalmente, el 13 de abril, al no salir las cosas como esperaban, decidieron retornar a la capital.

Era el copiloto

En el viaje de regreso, Don Naza iba junto al conductor, mientras que su “novia” iba atrás, junto a la abogada y el esposo. “Estábamos dormidos cuando escuchamos unos disparos y el carro frenó a raya (...). El vehículo que nos perseguía nos cruzó, en eso Miguel estaba de copiloto, se bajó y corrió para la parte de atrás. Nos quedamos en el auto hasta que escuché un disparo más”, contó Castillo a un investigador.

En los documentos del proceso también consta que después de eso, la mujer volteó la mirada y observó a Nazareno, quien ya no tenía camiseta y tampoco la chompa amarilla que llevaba ese día. “De cuatro a seis personas lo agredían”, explicó en su versión.

Esta secuencia fue corroborada no solo por los demás acompañantes de Don Naza, sino también por testigos que acudieron a rendir sus versiones ante las autoridades. Entre ellos una mujer que iba en un taxi: “llamé al 911y dije: parece que están secuestrando a Don Naza. Y mientras eso sucedía, nos rebasa a gran velocidad el Suzuki (de los criminales) en dirección a Tambillo, hasta que lo perdimos de vista”.

Lo que vio la señora fue el escape de los captores hacia la guarida de Los Lobos, de la que Miguel Ángel Nazareno no salió con vida.