El cadáver de un joven baleado, a un costado de la avenida Casuarina, fue la fría sorpresa con la que este miércoles 4 de enero de 2023 por la mañana se toparon quienes habitan en esa zona del noroeste del Puerto Principal.

El cuerpo estaba tirado en la acera, recostado en el suelo sobre su hombro y extremidades del costado derecho. Tenía aspecto de ‘peladito’.

Y si ver aquella escena causó alarma en la zona, hubo otra novedad que ‘paniqueó’ aún más a quienes habitan en el populoso sector. Cerca del muchacho había una hoja de papel con una frase que ‘olía’ a amenaza: “Comenzó la guerra culi...”, se leía.

Al sitio llegaron agentes policiales para investigar esta nueva muerte violenta. El hallazgo ocurrió aproximadamente a las 04:00. Pasadas las 06:00, cuando fue saliendo el sol, muchos transeúntes veían con asombro el cadáver, mientras los uniformados ‘camellaban’.

El coronel Christian Mayorga, jefe policial del distrito Nueva Prosperina, indicó que de acuerdo con las primeras indagaciones, la víctima podría ser un menor de edad, aunque todavía no han podido establecer su identidad.

“Las personas que se encontraban en el sector comentaron que en dos motocicletas trasladaron a una persona, en el lugar la bajaron y (los motorizados) le realizaron varios disparos”, explicó.

En el sitio los agentes encontraron 15 indicios balísticos, que provienen de armas largas, aparentemente fusiles, añadió el oficial.

“Todos los disparos fueron direccionados contra el pecho y el rostro de la víctima, por lo cual hasta el momento ha sido imposible su identificación”, precisó Mayorga.

Respecto a la hoja con aquella supuesta intimidación, el coronel expresó que es una “muestra de lo que estamos viviendo, que es un escenario hostil, en donde varios grupos organizados se están disputando el territorio”.

TERROR PODRÍA SEGUIR

Mario Pazmiño, consultor internacional en temas de seguridad y defensa, además de exdirector de Inteligencia, coincide en que hechos de este tipo podrían estar relacionados con disputas entre bandas. Pero lo peor es que casos como el del chico pueden ir aumentando.

“Esto puede llegar no solo a los integrantes de las bandas, sino a familiares (...). Les están diciendo claramente: ‘esto no ha terminado, recién comienza’. Y pueden ocurrir más matanzas”, analizó.

Con asesinatos como este, los criminales buscan proteger sus ‘santuarios’ (territorios), recalcó. Y añadió que estas muertes también son una advertencia para quienes no se ajustan a los códigos de las agrupaciones delictivas, como “no mentir, robar, ni delatar a la organización”.