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Allegados acudieron al hogar del bebé, en El Fortín, para velar sus restos.Alex Lima

Activista asegura que los animales no tienen la culpa, sino sus dueños

Un bebé murió por el ataque de un pitbull. Activista dice que la raza no tiene nada que ver con su comportamiento, sino su crianza.

El rostro de Karina reflejaba lo que hasta ese momento había comentado a todo aquel que le preguntaba cómo había ocurrido el ataque. Su expresión transmitía tristeza y agotamiento. Sin embargo, un “no queremos hablar de eso” fue suficiente para no tocar de la tragedia.

La tarde del lunes 30 de enero fue de melancolía para la familia que reside en una vivienda en el bloque 7 de El Fortín, noroeste de Guayaquil. Una de sus mascotas, Max, que llegó al hogar siendo un perro adulto y los había acompañado por dos años, atacó a un bebé de 42 días de nacido provocándole la muerte.

Según reportes policiales, la madre habría dejado recostado al recién nacido en una cama mientras entró al baño. Minutos después, el can de raza pitbull tenía al bebé en sus colmillos.

Estamos en shock todavía”, manifestó una tía del bebé, quien aseguró lo solía cargar.

En la tarde del martes 31, familiares y allegados velaron el cuerpo del recién nacido. Karina dijo que el can fue retirado por el departamento de Bienestar Animal del Municipio de Guayaquil.

Estefanía Pareja, coordinadora de medios de la Fundación Rescate Animal, considera que el perro no puede ser culpado de ningún acto, pues “el responsable de su comportamiento es su tutor”, es decir, quienes estén a cargo de la mascota.

Además, dice que el departamento de Bienestar Animal lleva parte en el asunto debido a que en el Código Orgánico del Ambiente se estipula que son los GADs (Gobiernos Autónomos Descentralizados) los encargados de regular temas de esta índole.

Pareja recomienda acudir primero a un veterinario antes de adoptar a un animal. “El veterinario lo que probablemente le sugerirá enseguida es esterilizarlo. Luego deberá ver cómo es el comportamiento con otros animales y con las criaturas. Y el último paso es el entrenamiento”, finaliza.

Este Diario solicitó información a Bienestar Animal sobre la intervención en el hogar del can. Sin embargo, no hubo respuesta hasta el cierre de esta edición.