Fingir un orgasmo no es un tema que se grite a los cuatro vientos, pero está más presente de lo que muchos imaginan. Según el sexólogo Germánico Zambrano, las razones van desde el altruismo hasta la presión social, y las consecuencias pueden ser más serias de lo que parecen.

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¿Qué es realmente un orgasmo? Zambrano, integrante de la Asociación Mundial de Sexología, lo describe como una “explosión mental” de placer, única para cada mujer. Se manifiesta con contracciones rítmicas en la zona pélvica, seguidas de una sensación de relajación absoluta.

Durante mucho tiempo, se creyó que el deseo, la excitación y el clímax seguían un orden rígido. Actualmente se sabe que la realidad es más compleja: el placer no siempre sigue una línea recta. Así, el preámbulo juega un papel clave para que la mujer se conecte con su deseo, y ahí es donde entra la simulación.

Fingir puede parecer una salida fácil, pero tiene su precio. “Es una mentira que, si se descubre, puede quebrar la confianza”, advierte Zambrano. ¿Qué pasa si, después de años de relación, la pareja se entera? “El pensamiento inmediato será: ‘¿En qué más me habrá engañado?’”, ejemplifica.

Además, si ella no dice nada, él asume que todo está bien, y el ciclo se repite. Lo que empieza como un detalle sexual puede terminar en una crisis de pareja.

Porcentaje de mujeres que fingen en la cama

Estudios internacionales citados por Zambrano revelan que entre el 20 % y el 90 % de las mujeres han fingido un orgasmo al menos una vez en su vida. Más cerca de Ecuador, debido a la falta de investigaciones locales sobre el tema, un estudio de la Universidad de Antioquia (Colombia) con 303 mujeres de entre 18 y 39 años encontró que el 43 % había simulado un orgasmo en el último año.

Para el sexólogo, la clave está en la honestidad. “Hay que decir la verdad con tacto, sin culpar”, recomienda.

En esa misma línea, la coach experta en sexualidad Andrea Aguilar (@masalladelorgasmo) reflexionó en Instagram: “Nos han hecho creer que un encuentro sexual solo es válido si hay orgasmo, que el placer solo existe si se alcanza el clímax”.

Aguilar coincide con Zambrano en que, en lugar de simular, hay que ser honestos: “Comunícate, di lo que necesitas y expresa cómo te sientes. Las conversaciones incómodas, a menudo, nos llevan a conectar más y mejor”.

¿Cómo saber si está fingiendo? Algunas pistas

• Contracciones poco naturales: El orgasmo real incluye contracciones rítmicas (8-12) en la zona pélvica, pero si parecen forzadas o voluntarias, podrían ser actuadas.
• Exageración teatral: Gritos o gestos sacados de una película ‘triple X’ no siempre son señal de verdad; a veces son puro show.
• Falta de relajación: Tras un orgasmo genuino, el cuerpo se relaja. Si ella sigue tensa o “activa”, algo no cuadra.
• Ritmo sospechoso: Si el clímax llega demasiado rápido o justo cuando él lo espera, podría ser una cortesía planeada.
• Silencio previo: Si no hay señales de excitación antes (respiración agitada, lubricación), el “final” puede ser falso.

¿Por qué fingen las mujeres el clímax?

1. No quieren herir el ego masculino. “Las mujeres son generosas, buscan que su pareja se sienta bien”, dice Zambrano. Un estudio del Journal of Sex Research (2010) confirma que muchas fingen para evitar que él se sienta un fracaso.
2. A veces, el sexo no es placer, sino trámite. Según Archives of Sexual Behavior (2018), fingir es una estrategia para cerrar el capítulo cuando la cosa no va bien. Si hay eyaculación precoz o falta de chispa, simular el clímax acelera el final.
3. No todas alcanzan el orgasmo. La American Psychological Association estima que entre el 10 % y el 15 % de las mujeres tienen incapacidad para tener uno, y un estudio de la Universidad de Indiana (2010) señala que muchas prefieren fingir a enfrentar el problema.
4. Algunas fingen para excitarse a sí mismas. “Gimen o se mueven como si ya estuviera pasando, y eso las ayuda a llegar al clímax”, explica Zambrano. No buscan engañar, sino romper la barrera mental.

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