Verónica Saltos confiesa que cuando se echa los tragos se vuelve una payasa, le encanta hacer chistes y cantar a toda voz canciones románticas. En sus ‘chupas’ no faltan los momentos emotivos que la llevan hasta las lágrimas, especialmente cuando escucha un tema que le recuerda el sacrificio de su mamá por ella y sus hermanos. 

Entre risas, la panelista de farándula recuerda cuando en lo mejor de una farra, un accidente con un lente de contacto le arruinó el maquillaje y fue objeto de burla.

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A los 22 años, cuando me enteré de que mi ex estaba con otra persona, supuestamente tenía una relación estable conmigo y cuando lo encontré supe que también tenía una relación estable con la otra persona. En ese tiempo había un trago, vodka con jugo, parecía como un jugo de naranja, bebí tanto eso que al siguiente día me explotaba la cabeza y claro, no recordaba ni como me llamaba. Fue fatal

Me gustan mucho las canciones de Los Iracundos, Los Terrícolas, Leonardo Favio, Leo Dan y para finalizar Lenier, con ‘Cómo te pago’, me encanta y cada vez que la escucho me pongo a llorar porque recuerdo todo lo que mi madre ha hecho por nosotros. Dice: ¿Cómo te pago to’ lo que te mereces? El tiempo que viví dentro de ti esos nueve meses (se le quiebra la voz).

A mí me encanta disfrutar con mis amigos, cantar en alta voz, gritar la música, disfrutar el momento. Si mis amigas van en pareja, para mí es un amigo más, soy muy machona, soy una payasa, muy jodona, me encanta disfrutar en grupo.

Con novio, en una cena en familia, en un momento en paz, en casa, con un buen vino tinto, pero me encanta más con amigos.

Un vino de rico aroma y delicioso sabor, que se pone más bueno con la edad.

Yo estaba interesada en una persona y él en mí, nos gustábamos, nos fuimos de after y resulta que mientras pasaba la noche, disfrutábamos entre amigos, tomábamos, cantábamos, no se cómo un lente de contacto se me movió, se fue hacia la parte de arriba en el ojo y encima, una pestaña postiza se me había ido hacia la mitad del párpado. Todos se me burlaron, se rieron y yo, que la estaba pasando tan bien, sentí el peor bochorno de mi vida. Además que me veía rarísima, con un ojo diferente.

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