Con una gran sonrisa pintada en su rostro llegó la Miss Ecuador, Nayelhi González a saludar cariñosamente a la producción de Dominguero. Su carisma se nota desde el primer momento en que entra por la puerta.

La sencillez es su carta de presentación a la hora de comunicarse con los demás. El trato que tiene con el personal de vestuario y producción es cálido y denota familiaridad, a pesar de no ser allegada a ellos. Aunque la corona sea pesada y haya uno que otro impedimento a la hora de ubicarla en su cabeza, ella la porta con sublime delicadeza, sin quejas.

Sus accesorios coloridos como el turbante y sus aretes retratan la firmeza de sus raíces afro, que las hace presentes hasta cuando pide su café “lo quiero negro, porque el negro es bello”.

Su destreza en la cocina se pulió a los 16 años, porque debía alimentar a su extensa familia. La comida debía abastecer a casi 15 personas en el hogar. Aunque ella se siente agradecida y feliz de tener varios parientes tan cercanos. Comparte que las celebraciones de cumpleaños nunca son aburridas, porque se celebran el mismo día y siempre hay con quien celebrar.

Su espíritu de cuidar a los demás se vio reflejado desde muy pequeña, cuando soñaba con ser doctora y cuidaba de su hermano menor desde los 13, por la demanda de tiempo que requería el trabajo de ambos padres. Gracias a esto, forjó un presente en el que hoy en día ella es licenciada en enfermería.

La Miss ECUADOR compartió con Dominguero 5 cosas íntimas sobre su vida

¿Cuál fue tu día más triste?

Cuando perdí a mi abuela materna. Ese día se me fue la vida. Perdí a mi madre.

¿Practicas alguna religión?

Sí, soy católica. Soy muy creyente en Dios y se ha visto presente en todo lo que es mi transcurso en Miss Ecuador.

¿Tienes novio?

Claro que sí, tengo una pareja maravillosa que siempre me apoya en cada uno de los proyectos que me planteo.

¿Con cuál Miss Ecuador pasada te tomarías un café para hablar sobre el Miss Universo?

Sería con dos, se ríe, Virginia Limongi y Constanza Báez.

Las entrevistas son algo nuevo para ti ¿qué no te gusta hablar?

No importa el qué no me guste. Lo malo es que me pongo un poquito nerviosa, pero es algo muy normal cuando no estás envuelta en este mundo. Todos los días busco que Dios me dé esa seguridad para estar aquí frente a una cámara.