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Farándula

María Fernanda Vargas es modelo y periodista titulada.Christian Vinueza

Mafer Vargas: "Mi vida dio un giro de 180 grados, pero me agrada"

Mafer Vargas cambió sus zapatos de taco por unos deportivos en su nueva vida. La alcaldesa de Simón Bolívar ahora dice ser todo terreno

Su rutina de belleza no ha cambiado tanto, aunque su vida haya dado un giro y del modelaje y de la plataforma para adultos OnlyFans, Mafer Vargas saltara a la política hasta llegar a la Alcaldía del cantón Simón Bolívar, provincia del Guayas.

María Fernanda Vargas se para frente al espejo de la casa que alquila a dos cuadras del Municipio y cubre con base de maquillaje la marca de los 350 puntos en su rostro, producto de una riña con otras mujeres en noviembre de 2013. Y embellece sus pestañas, delinea sus cejas y pinta sus labios con el mismo cuidado que cuando lo hacía para posar frente a las cámaras de la farándula, aunque ahora ya no sea tanto como antes. 

“Mi vida dio un giro de 180 grados, cambió bastante, pero me agrada. Desde mi actividad física que ya no le dedico mucho tiempo. Antes pasaba más pendiente de mis uñas, mi cabello, ahora lo hago, pero no de una manera enfocada. Tengo que estudiar un masterado en Administración pública, un trabajo que hacer y una agenda que cumplir”, dice.

A diferencia de cuando era modelo y creaba contenido para adultos, que disponía de una agenda ligera que solía comenzar a las 10:00, Mafer ahora empieza su día a las 07:00. Trota 45 minutos por las pequeñas calles de esta localidad de clima tropical y que tiene más de 25 mil habitantes.

Mientras realiza la actividad física, los simonenses la observan con atención. Vestida con un conjunto deportivo de licra negra, que resalta su figura, su cabello largo y rubio se ondea con cada tranco que da. Y ante las miradas, ella responde con una sonrisa.

“Quiero ser una alcaldesa que va a trabajar, pero también que tiene un buen físico, más que nada por mi salud”, dice.

A las 07:45 culmina la sesión de cardio y vuelve a la vivienda en la que reside con su equipo de trabajo conformado por fotógrafo, la directora de comunicación del Cabildo, un asistente, dos guardias de seguridad y dos choferes.

Mientras seca el sudor de su rostro con una toalla y recupera el aliento, pide su celular y repasa los asuntos del día.

Al ingresar al domicilio, entre risas, revela que ha subido un poco de peso, debido a que no se puede negar ante las invitaciones a una comida que le hacen sus coterráneos. Por eso -asegura- retomará el gimnasio la próxima semana.

“Me muero por un seco de pollo, un calentado, un arroz con huevo frito, pero tengo que cuidar la salud, porque en la campaña me salí del régimen de la dieta. Debo mantener mi cuerpo”, insiste.

Después de ojear el correo electrónico, Mafer saca leche, avena y frutas de la nevera para desayunar.

Luego, apresurada, se da un baño. No tomó más de 10 minutos. La alcaldesa ya tenía la ropa seleccionada. Dice que ahora se tarda menos en elegir lo que se pondrá. Antes tenía que pensar en si iría a un medio de comunicación, lanzamiento de una marca o sería imagen de algún producto. Si antes se demoraba más de una hora, ahora en 20 minutos ya está lista, lo que toma más tiempo es el automaquillaje, técnica que está perfeccionando. Solo llama a una maquilladora cuando tiene una actividad muy importante.

“Antes no me maquillaba, por lo regular lo hacían. No me gusta hacerlo, por eso mejor me pongo protector solar y algo muy sencillo y básico. Ahora me visto y arreglo sola. Utilizo muchos zapatos deportivos, jeans y blusas de tela (...) Para mí los más cómodos son los tenis”, explica.

Mientras sostiene con sus manos el calzado derecho de color blanco, rememora que Simón Bolívar fue su hogar hasta los 19 años, cuando se mudó a Guayaquil en busca de oportunidades laborales. Ahora se ha reconectado con sus raíces.

Aborda una camioneta 4x4 negra, con vidrios blindados. Dos guardaespaldas la acompañan.

Jean, deportivos, blusa verde y cabello suelto. Así se movió por diferentes sectores del cantón. En el trayecto, la exmodelo no dejó de saludar con los habitantes, a quienes -en su mayoría- los llamaba por sus apellidos.

El reloj marcaba las 14:00 y Mafer había pasado por alto que era momento de almorzar, fue su secretaria que se lo recordó. A esa hora era imposible encontrar comida en el mercado de la localidad y la única opción era alguna hueca de los alrededores al Municipio.

De inmediato se activó el plan fritada (adiós dieta). Ni bien llegó, la ‘madrina’ del negocio la saludó con un cariñoso “niña Mafer”. Pasaron unos segundos y ya tenía en sus manos un sabroso maduro.

“Me delató. La verdad es que puedo desayunar y cenar maduro. Claro que tengo comidas favoritas como el caldo de salchicha, el llapingacho y el seco de gallina. Me encanta comer, pero mi debilidad es el maduro, ya sea frito o cocinado”, confesó.

Cuando terminaba de devorar su maduro frito, Mafer recordó la promesa de la dieta y el trote que se pegó en la mañana; sin embargo, no se sintió mal, pues nunca ha sido una mujer que se restringe en los alimentos por el miedo a engordar, aunque cuando ‘camellaba’ de modelo trataba de cuidarse más. Ahora disfruta del momento.

“Soy una mujer que le gusta darse esos placeres de la vida. Soy cuchara dura y diente bravo, como dice mi mamá”.

Mientras coloca ají en su fritada, reiteró que de la televisión y de los famosos ya no sabe nada, que eso quedó en el pasado, que se desconectó de ese mundo, “porque ya no quiero que me relacionen con farándula, estoy en una nueva etapa de mi vida”.

Hay un cambio, es evidente, pero Mafer parece no traicionar la popular frase: “primero muerta que sencilla”, pese a ser la primera alcaldesa de Simón Bolívar. El cuidado de su belleza sigue incólume.

Por ahora solo ‘desfila’ en otra pasarela y frente a otras luces. Lo que no ha cambiado es que sigue siendo ‘diente bravo’.