Un mes antes de cumplir su primer año fuera de la televisión, el comunicador Luis Antonio Ruiz regresó a la pantalla, esta vez en el matinal ‘En Contacto’ de Ecuavisa, donde tiene un segmento dedicado a noticias comunitarias.

(Lea también: Luis Antonio Ruiz: ¿Ingresó por Emilio Pinargote?)

A sus 48 años y con más de dos décadas de trayectoria, después de haber superado el cáncer linfoma no Hodgkin-Burkitt en etapa 4, se siente preparado para regresar a las calles y escuchar las denuncias de los barrios de Guayaquil.

En una entrevista con EXTRA, Luis Antonio cuenta cómo afronta este nuevo reto. También responde a los detractores que han criticado a sus compañeros Virginia Limongi, Henry Bustamante, Gaby Díaz, Dora West y José Urrutia por los constantes llantos que tienen durante el programa...

¿Cómo se siente con su ingreso a este programa?

Estoy con mucho entusiasmo, es un nuevo reto. No se trata de hacer más de lo que siempre he hecho, no. Es una nueva casa, con una nueva perspectiva, con nuevas visiones y reglamentos a los que me voy acoplando poco a poco. Hemos hecho clic con mis compañeros desde el primer momento y eso es algo que me motiva cada día a ser mejor, tratando de cumplir con todas las expectativas que han puesto en mí.

¿Se le está haciendo difícil?

El personal de ‘En Contacto’ lo ha hecho muy fácil para mí porque el segmento que se me ha asignado es precisamente el de la comunidad, y toda mi vida he hecho eso. Voy con ‘el teje y maneje’ de los sectores de mi sociedad y puedo aportar con mi experiencia de 27 años en cada problema en el barrio, comunidad o sector donde se presente algún inconveniente, enfocado netamente en lo humanitario.

¿Estaba en sus planes el regresar a la televisión?

La verdad es que no. Es más, después de Teleamazonas había decidido finalizar mi ciclo televisivo, porque la comunicación además te presenta otros retos. Pero en el intento de probar otras opciones surgió esta propuesta y me pareció superchévere porque, sobre todo, las cosas congeniaban con la idea de seguir encontrándome con los barrios y sus moradores. Adicionalmente, como en otros medios, podía seguir contribuyendo en mis redes sociales, a través de mi opinión y estando en el lugar. Es una propuesta interesante que me hicieron y me emociona poder regresar a las calles con mi cámara y equipo, y regresar a hacer piezas periodísticas para servir de esa manera.

(Le puede interesar: Luis Antonio Ruiz: “El barrio me bajó del pedestal”)

¿Extrañaba eso?

Sí, creo que con eso nací. Lo hice toda mi vida y cuando eso es parte de tu rutina, por mucho que trates de solventarlo con otras cosas, no lo puedes cubrir. El reportero es reportero a morir.

Ya conocía a Gaby Díaz, incluso es una de sus amigas más cercanas, por lo que se dice que ella lo ayudó a ingresar al programa...

Fue una de las gestoras de mi ingreso aquí. Fue la que me habló del asunto. Mi proximidad con ella permitió que después la misma gestión siguiera con las jefas, hasta que se concretó. Ella es un apoyo maravilloso. Como amiga, tiene toda mi confianza y se lo agradezco muchísimo, por poder inquirirme, decirme qué no decir, qué posición no me conviene y yo lo respeto. Gaby es una mujer de experiencia. Aparte de mi amiga, es una mujer excepcional. Sé que todo lo que salga de ella es para mi bien y estoy ajustadito (juicioso).

Ella le dio ese empujoncito para que ingrese.

Sí, y con sus buenos comentarios y recomendaciones, ella ha hecho muchísimo para que yo esté en esta nueva aventura como es ‘En Contacto’.

Llega a un matinal que ha sido criticado por el constante llanto de sus compañeros, por lo que ya muchos se preguntan: ¿llorará también?

Pero cuando me toque llorar, lloraré, es así de sencillo. Señores, los seres humanos somos un cúmulo de sentimientos. Gracias a Dios, todavía lo podemos decir, presentar y manifestar. Imagínense ustedes convertirse en un zombi que no puede decir, mirar, sonreír y que si quiere llorar no puede hacerlo, ¡qué horrible ha de ser eso! Yo eso sí que no. Voy a seguir siendo el mismo, y qué bueno que ahora me sumo a un grupo muy humano y lleno de sentimientos. Si algo me impacta y me toca llorar, lloro, así de sencillo.

Antes la TV era acartonada, los presentadores principalmente no podían mostrar sentimientos ante las noticias...

Esta es la muestra de que la televisión ha evolucionado. Oye, no somos muñecos de papel ni tampoco adornos de un par de horas. Estamos todos los días en su casa, con nuestras vibras, con las que seguramente llegamos a las suyas; para mejorar o hablar de asuntos que a veces no se hablan simplemente por vergüenza. Yo al menos en ese sentido no voy a cambiar, he interiorizado tanto en la comunidad, en el ser humano, en la persona, que me siento más que nunca enriquecido con esos valores que quiero poner a disposición de mi comunidad.

¿Seguirá en la radio?

Hasta este momento he podido sobrellevar todo, absolutamente todo. No se lo he contado a mi doctora, porque ella me dijo: “Se acabó tu ritmo de vida, no lo puedes volver a llevar. Debes ser supertranquilo, mesurado en tus responsabilidades, porque todo lo que son complicaciones en ti se transforma en tumor. Necesito que hagas un horario que lo puedas sobrellevar sin preocupación, sin estrés, porque puede haber un detonante”. Trato de hacer todo lo que me dispuso, pero hay una diferencia entre hacerlo porque hay que hacerlo, y porque me gusta. Esta es mi pasión, mi vida, el periodismo es todo para mí; es como bañarme en mi mar.

Henry sigue esos pasos y ahora hace reportajes comunitarios, ¿cómo lo ve?

Es un tipazo, y por eso es uno de los reporteros y presentadores comunitarios más queridos. Va a donde las ‘papas queman’, respirando, llorando, sufriendo y caminando con la comunidad para tratar de entender mejor las cosas barrio adentro y para sensibilizarnos, que esa es la magia de esto. Hay un momento en el que te topas con tanta gente buena que no te queda de otra que seguir el mismo camino: la bondad.

Ahora volverán a su vida las tortillas de las amas de casa, todo lo que le daban de comer...

Va a volver y es una bendición porque he bajado un poco de peso y a veces se me olvida desayunar, pero en los barrios ya con ese muchincito, humita, empanadita de aire, ya veo muy suplida esa necesidad y con creces. La verdad es que la gente de barrio cocina riquísimo y es lo que más he extrañado todos estos años.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡Suscríbete ahora!