Para poder abrir un show del colombiano Jessi Uribe, en Machala, recuerda Jefferson Correa que le tocó realizar un periplo caminando, otro en avión y, por último, trepado en un carro que trasladaba gas. Eso, debido a un paro de transporte. Llegó hecho una desgracia, pero lo logró.

Es que el cantante quiteño ha pasado las verdes y las maduras con tal de ser artista. Incluso, cantar en la calle, en los buses, hasta migrar a Estados Unidos y Canadá a “trabajar en lo que sea”, para reunir dinero para su proyecto musical.

“Fue hace un año en Quito, tenía que abrir el show de Jessi Uribe y agarré un bus hasta Tumbaco, que no estaba cerrado. De ahí, fui en un carro que llevaba gente hasta cerca de Tababela, me dejaron en un redondel y caminé una hora y 50 minutos hasta llegar al aeropuerto”.

Su vuelo a Guayaquil -agrega- salía al día siguiente, pero por el paro decidió hacerlo con anticipación. “En el Guayas caminé hasta la terminal que está cerca, todavía oliendo a humo de las llantas que quemaban en la carretera”.

Indica que se encontró con que no había buses a Machala, pero se fue en un carro que lo dejó a la mitad del camino, donde hizo un transbordo.

“Le pedí al chofer de un camión que llevaba cilindros de gas que me deje en Machala, me fui atrás porque adelante iba la esposa. Fui tapado con unas lonas y viajé así por dos horas. Llegué sudado, sucio, con olor a humo y con una rueda de la maleta rota”.

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Con 26 años, el quiteño recuerda que empezó a cantar a los 7, guiado por su papá. En el colegio comenzó a componer canciones y ya en la universidad siguió por esa línea y obtuvo una licenciatura en Música.

“He venido trabajando de a poco, me ha tocado irme del país por tres ocasiones y hacer varias actividades para ahorrar dinero, pero siempre sin dejar el canto”, confiesa.

Sus primeros escenarios -indica- fueron la avenida Naciones Unidas y la Ecovía, en Quito, donde algunos le prestaban atención y otros ni lo miraban. “En el extranjero cantaba en las calles, pero también buscaba lugares donde poder realizar presentaciones”.

No ha sido fácil -añade- pero con esfuerzo considera que lo está logrando. “He pasado las de Caín. En Estados Unidos dormí tres noches sentado en la banca de un local de comida rápida, porque me quedé sin dinero”.

Hace tres años por fin inició su carrera y se inclinó por el género regional popular, también conocido como música de despecho.

“Crecí escuchando a Luis Miguel, Juan Gabriel, Vicente y Alejandro Fernández, Darío Gómez y Julio Jaramillo, por eso elegí este género. No es por tendencia o moda. Lo hago porque me gusta y la siento”, aclara y dice que su primera producción se titula ‘El malo’.

Jefferson sacó ya su segunda producción titulada ‘Ayayay dolor’, de la cual se desprende el sencillo ‘La muerte’. “En enero, fui a trabajar a Canadá y estando allá me enteré de que había muerto la esposa de un amigo, ahí compuse ‘La muerte’”.

‘Ayayay dolor’, expresa que, además, es su grito de batalla que lo identifica en el escenario.

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