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Farándula
Hilda Murillo: “Cantaré hasta que muera”
No está de acuerdo con los programas de imitación de canto. Dice que deben darse a conocer por su voz, y no estar a la sombra de alguien más
En su domicilio, ubicado en el norte de Guayaquil, la cantante Hilda Murillo recibe a EXTRA. Comenta que desde la muerte de su mamá, la artista Fresia Saavedra, el pasado 18 de julio, suele recibir más visitas. Están pendientes de ella, pues saben que la pérdida de su progenitora y amiga le ha carcomido el alma. Aún no acepta que haya fallecido.
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La guayaquileña de 72 años, conocida como la Triunfadora de América, abre las puertas de su hogar, pero sobre todo deja que sus sentimientos sean los que verdaderamente hablen en esta entrevista, en la que revela su pérdida, las decepciones en la industria musical e incluso sus anhelos.
Usted mencionó tras la muerte de su mamá que no quería que la olviden...
No solo a ella. Hay cantantes que son intérpretes del pasillo, como Julio Jaramillo. Hago hincapié en que no la olviden, porque lamentablemente en nuestro medio hay un poquito de amnesia; muchas veces el público olvida con una facilidad terrible. Siempre digo que no la olviden porque, a través de la música, la vamos a mantener muchos años más vigente. Como hace 45 años que se fue JJ y sus canciones siguen en nuestros corazones.
¿Ha sentido que se han olvidado de algunos artistas?
Así es. Como Tito Del Salto, lamentablemente de él se olvidaron, a pesar de que interpretaba con su bella voz los pasillos, algo que nos identifica como ecuatorianos. Deberíamos sentirnos orgullosos de nuestra música, nuestra identidad.
Actualmente hay cantantes que combinan los pasillos con géneros modernos como el pop. ¿Qué opina de eso?
Han hecho una mezcla que no comparto. No quiero que el público piense que me quedé atrás. Es verdad que a toda música hay que darle pequeños cambios por las nuevas generaciones, pero realmente la esencia del pasillo se pierde, ya no es un pasillo. Lo único que podría aceptar es que se le pongan más instrumentos, como los violines.
Hilda Murillo no está a favor de los reality de imitación de canto
No está tan de acuerdo con los reality shows de canto de imitación. ¿Qué opinaría si sale un ‘Yo me llamo Hilda Murillo’?
Pienso que estas cosas son para la televisión, buscan ganar rating y ofrecer algo diferente, pero no estoy de acuerdo. Si hay un participante que canta bonito, pienso que esa persona debería mostrar lo que tiene para que el público aplauda su talento. Al decir ‘Yo me llamo...’, ¿a quién estamos homenajeando? Pues a la persona que se está imitando. No estoy de acuerdo con que los participantes y la TV se amparen en artistas conocidos para darse a conocer, porque toda la vida pasarán a segundo plano. Serán la sombra del artista que imitan, y nunca podrán lucir su propio nombre ni su verdadera voz.
El ser cantante es algo serio...
Ser artista es mi profesión. Quienes piensan que es solo entretenimiento, están equivocados. Mi madre y yo nos preparábamos muchísimo para dar lo mejor. Estudiamos, aprendimos a elegir canciones, a componer, buscar la melodía, difundir a emisoras y medios de comunicación, cuidar nuestros trajes y vestuario. El artista se encarga de producir su propio material, ya no hay casas disqueras.
Cuéntenos uno de sus secretos como artista...
Ahora ya lo he dejado, pero antes cuando iba a un canal a una entrevista o presentarme, grababa todo. Llegaba a casa y veía el video. Me corregía la forma de hablar, los gestos, miraba mis errores. Pienso que no hay mejor persona para notar los errores que uno mismo, o en mi caso, también mi madre.
Hilda Murillo y la pérdida de su mamá, Fresia Saavedra
Seguro extraña esas críticas constructivas que ella le hacía...
Desde que nací, estuve siempre con mi madre. Íbamos juntas a todos los viajes, y cuando me casé también se me coló (risas). Pero era muy bonito porque cuando yo trabajaba, me cuidaba, y cuando ella lo hacía, la cuidaba.
¿En qué sentido?
Estábamos siempre detrás del escenario, revisando que todo saliera bien: la pista, el vestuario, el maquillaje, el peinado. Todo eso es parte del entorno artístico; el cuidado personal también es muy importante.
¿En qué se refugia durante este duelo?
En la oración. A mi madre aún la tengo en casa, sus cenizas están conmigo y es como si todavía estuviera aquí. Mis nietos y mi hija mayor, que vive conmigo, también la saludan. Cuando llego a mi dormitorio, porque la tengo junto a mi cama, le digo “¡Mamá, ya llegué!” y converso con ella. Pero sí hay momentos en los que me quiebro y le pregunto a Dios: “¿Por qué, Señor? ¿Por qué me la arrebataste de mi lado?”.
Ella cantó hasta lo último, ¿cierto?
Efectivamente, pero en sus últimos años me dijo que ya no quería cantar más. Ya había recibido premios, homenajes y tantas cosas. Prefería educar a los niños, a la nueva generación en la Escuela del Pasillo. Ella mencionaba que eran el futuro y quería pasarles todos sus conocimientos para que la recordaran.
¿Ha sentido depresión por su pérdida?
No he llegado a ese extremo, pero sí hay momentos en los que me derrumbo completamente y mi único desahogo es llorar y decirle a Dios: “Acepto tus condiciones, pero tú sabes que era feliz conmigo”. Una madre siempre hace falta en el hogar. Ella era mi guía, mi amiga, mi compañera, fue mi todo. Nunca la podré olvidar porque en cada rincón de la casa la veo. Es mi angelito que me cuida.
Así como su mamá, ¿cantará hasta el último día de vida?
Los artistas tenemos una pasión por la música porque nos nace, es innato en cada uno. Grandes figuras, como mi amiga Celia Cruz, dieron su ‘¡azúcar!’ hasta el final. Yo también, si las condiciones lo permiten, estaré hasta mis últimos días en el escenario. Considero que mi música llegará hasta el momento en que cierre mis ojos y el Señor me recoja. Cantaré hasta que muera.
Gracias por la entrevista...
Gracias a EXTRA, que nos permite a los artistas, a través de una entrevista, mantener ese contacto con el público. Eso es muy importante, para que sepan que existimos, que seguimos en la lucha por la música, amando lo que hacemos y agradeciendo ese don maravilloso que Dios nos dio.
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