Isaac Delgado aún continúa de vacaciones. El presentador de Noticias de la Mañana pidió 15 días para desconectarse de sus labores y tratar de encontrarse consigo mismo, ya que, luego de la pérdida de su padre, el 6 de diciembre de 2024, a causa de un cáncer pulmonar, no ha podido procesar ese dolor que, incluso, no entiende cómo sobrellevar. Solo sabe que debe ser fuerte.

(Lea también: Isaac Delgado ausente de 'Noticias de la mañana': ¿A qué se debe?)

Un par de cachetadas, un respiro y volver a sonreír frente a la pantalla es lo que ha aplicado en este tiempo. Sin embargo, agradece el apoyo de sus compañeros, amigos, consejeros espirituales y psicólogos que lo han escuchado en este duro proceso.

Por primera vez, luego de aquella pérdida, Delgado revela a EXTRA detalles del doloroso momento por el que atravesó y cómo ha manejado el apoyo para su novia, la también presentadora Úrsula Strenge, quien tiene a su hija, Camila Nogales, en UCI desde hace tres meses en un hospital de Quito, con pronóstico reservado.

Iniciaste este año en medio de la pérdida de tu papá, Carlos. ¿Cómo estás ahora?

Es muy complicado, difícil… El 2024 cerró con una situación, un escenario gris, negro, feo, doloroso, lamentable. Muchos dirán que es el proceso de la vida, que es normal que el hijo despida al padre y no al revés, pero no podemos ponernos a validar, justificar o ponerle un número al dolor.

Si bien es cierto que tengo la facilidad de, cuando se prende una cámara, dar una sonrisa a la gente, porque no tienen la culpa de lo que pasó, mi proceso hoy es pensar que papá está de viaje.

No te gusta quebrarte en público...

No me gusta demostrar la parte sentimental y mucho menos que me vean llorar. En algunas ocasiones me ha pasado en el programa y tenía que quedarme callado porque no me gusta. Sé que es de valientes, y que cada lágrima que una persona demuestra es valiosa porque en cada una hay muchos sentimientos, pero creo que mi padre me crió de esa manera: que no me vean llorar.

Debido a la enfermedad de tu papá, quedaron muchas deudas. ¿Has hecho cambios en tu vida?

Me estoy cambiando de casa, es un relajo eso. En lo económico, ha sido un golpe fuerte. La enfermedad de papá nos dejó muy endeudados. Es difícil el tema del cáncer, es una maldita enfermedad que ataca con tanta agresividad y no te da permiso para absolutamente nada. Cuando explota, se va llevando a la persona. Qué coraje. Es una enfermedad muy cara que nos dejó endeudados, pero mientras estemos de pie, tenemos posibilidades de salir adelante.

Pero estás rodeado del apoyo de tu familia y amigos.

Muchos líderes y psicólogos me han dicho que estoy enfrentando todo. Pero ¿y yo? Claro, estoy siendo un sostén para todos. He tratado en la parte familiar, sentimental… No voy a tocar ese tema, pero no es sorpresa ni novedad lo que está transitando ella (Úrsula). Acompañarla, viajar a otra ciudad, estar allá, regresar, velar por papá, volver al trabajo, sonreír… Es complejo, muy difícil.

Voy a ser infidente: había momentos de algarabía en el programa y muchos me decían “¿por qué?”, si yo no estaba triste. Y obvio que lo estaba, pero cuando tenía los espacios libres dentro del programa, me retiraba, me iba al fondo del estudio y respiraba. Un par de cachetadas y a seguir. Son cosas que jamás cuento, y ustedes son los primeros en saberlo.

Tus compañeros del programa te han cuidado en este tiempo, nunca hablaron de este tema tan personal.

Sí, eso se gana. Con el tiempo uno lo va ganando. (sus manos tiemblan) Lo siento, pero escarbar las emociones por primera vez es difícil. Trato de equilibrar esto y que no salga todo el sentir. Mi herida está cicatrizando, pero es profunda.

¿Cuántas veces has tenido tu espacio para desahogarte?

No lo he tenido, porque como no quiero demostrar, no quiero que me vean llorar… Paso rodeado de mi familia, amigos y mi pareja, y con todos debo ser fuerte. Lo que no grita la boca, lo grita el cuerpo.

¿Sientes que no has vivido el duelo como necesitas?

Creo que no. Igual, no hay un manual que te diga cómo debes vivir el duelo, porque todos lo transitamos de manera diferente, pero sí hay espacios cruciales que no he tenido y que, creo yo, van a ser importantes. De hecho, ahora en mis vacaciones me desconectaré por eso.

Fueron seis meses de batallar contra el cáncer pulmonar, aunque no hablaste del diagnóstico médico. ¿Por qué?

Al inicio, nadie daba con eso. Ahora me permito hablar sobre aquello porque es importante hacerse los chequeos rutinarios.

¿No daban con lo que tenía?

Este cáncer fue fulminante. Al inicio decían que era tuberculosis, luego neumonía severa, después herpes zóster, luego neoplasia… Iban sorteando sin saber a ciencia cierta lo que pasaba. Hasta que llegamos al último hospital y ahí detectaron que tenía cáncer de pulmón con metástasis en los huesos, estadio 4.

Cuando nos dieron esa noticia, ya estaba en las últimas. La doctora nos dijo que era hereditario, y por eso me estoy haciendo los chequeos. Hasta el último día, él hizo procedimientos quiroprácticos, tenía fuerzas... (se quiebra).

¿Con qué te quedas de él?

Las últimas semanas no quise ver a papá porque es duro. Preferí quedarme con la imagen de él feliz, alegre, contento. No es que soy mal hijo, pero quería recordarlo así. Aún así, le decía a Dios: “Gracias por la vida de mi papá”. Lo dejé en sus manos. Hasta que los doctores dijeron que había que darle un proceso paliativo, morfina y ya...

La noche anterior a su muerte conversamos, oramos y al día siguiente me desperté para hacer una rifa para los gastos… Y pasó eso.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!