Quien piense que el punk es solo música ruidosa y ropa estrafalaria, está equivocado. Porque aunque suene romántico decirlo, el punk es una postura ante la vida, que implica defender la autogestión (de ahí su filosofía de ‘hazlo tú mismo’), tener siempre los ojos bien abiertos ante cualquier forma de abuso de poder, e incluso irse en contra de la propia escena punk si se siente que ya no representa los ideales que dice defender.

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Eso lo saben bien las integrantes del grupo guayaco Las Chepas. Porque si bien se iniciaron en el movimiento punk hardcore local, de la misma forma la propia escena les mostró la puerta de salida. Ellas aceptan que no son las favoritas del punk guayaco, algo que defienden con orgullo. “Nos hemos ido peleando con todos los machitos del punk y nos gusta eso. Lo vamos a seguir haciendo”, explica la también cineasta y periodista Ileana Matamoros, una de las fundadoras de la banda.

Su puesta en escena, su actitud, sus letras y los valores que defienden han hecho que no sean las ‘niñas de los ojos’ de los organizadores de los conciertos en la ciudad, tanto los de música ‘underground’ (no comercial) como los más ‘mainstream’ (música convencional).

“Nos tienen miedo porque somos feministas y decimos malas palabras. También hay todo un sector del ‘indie’ (música independiente) que nos desprecia porque no somos músicas. Y lo mismo las ‘mamás’ del punk (o sea la vieja guardia). A veces sentimos que somos Las Chepas contra el resto del mundo”. Incluso tienen prohibido el ingreso a uno de los bares icónicos donde se organizan los conciertos de música extrema en Guayaquil

Su público no es el mismo que tienen otras bandas de chicas de la escena punk. A sus conciertos asiste mucha gente proveniente de las diversidades sexuales, que son audiencias a las que el punk local no ha llegado. También las siguen chicas jóvenes que, como dice Ileana, “nacieron más despiertas; Liberti (Nuques, otra de las fundadoras) y yo empezamos ya grandes con Las Chepas. Ella tenía ‘treinta y pico’, yo andaba por los cuarenta y ya éramos madres. Las nuevas generaciones y las diversidades sexuales son el futuro”.

Hay una idea generalizada (y equivocada) de que todas las mujeres exhiben su cuerpo para buscar aprobación. Al ver las fotos promocionales de su nuevo disco en vivo, ‘Lomás’, alguien podría pensar que las chicas de Las Chepas se traicionaron a sí mismas, que le están siguiendo el juego al machismo y decidieron mostrar carne para ganar público.

Pero ellas dejan claro que al vivir en sociedades con estructuras patriarcales, todos, sin excepción, de alguna manera le estamos haciendo el juego al machismo. “Nuestras psicologías están moldeadas por las sociedades en las que vivimos. Por ejemplo, tú puedes ser socialista, pero vivimos en una sociedad capitalista. Por eso te digo que nosotras les tenemos fe a las nuevas generaciones de mujeres, las chicas que van a nuestros conciertos”.

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El concepto de estas imágenes nació con una sesión de fotos en Quito, aprovechando que Liberti ya había explorado la desnudez y la fotografía como parte de su trabajo como artista visual. Ella e Ileana representaron a cuatro personajes: dos trabajadoras sexuales y dos clientes varones, para lo cual usaron bigotes. “La prostitución es un tema del que nos interesa hablar. Consideramos que es un trabajo que debe ser garantizado. Quienes se dedican a esto tienen derecho a estar protegidas por el Estado, considerando que es de alto riesgo y proclive al abuso. No es un chiste lo que cantamos en ‘P.U.T.A.’ (su último videoclip). Queremos que al menos exista una discusión sobre este tema”.

ENTREVISTA 'PELO A PELO' SOBRE FEMINISMO Y SEXUALIDAD

Muchas mujeres han denunciado que la escena punk hardcore en Guayaquil puede convertirse también en un lugar poco seguro para ellas.

La escena punk es un reflejo de lo que pasa en la sociedad no solo guayaquileña, sino ecuatoriana y latina. Hay machismo y violencias de todo tipo, pero ni más ni menos que en otras escenas, como la música tropical o el reguetón. Pero nosotras estamos ‘hackeando’ ese sistema desde adentro.

En el mosh nunca falta un patán que aprovecha el momento para manosearlas.

El pogo es una manifestación de gozo de lo que se vive en un concierto. Es como una representación ritual, volver a los orígenes de la danza, como bailar alrededor del fuego. Pero ahí muchos hombres se meten con botellas, con tablas de patinar, a ‘sacarse la puta’ como si de eso se tratara. Me gustaría que hubiera más respeto y no tuviéramos que separar el pogo de las mujeres del pogo de los hombres. Y desde el escenario se puede educar un poco al respecto

¿Se sienten identificadas por el movimiento feminista guayaquileño? Pareciera que a veces se olvida que hay mujeres que abusan de otras mujeres y de hombres desde sus puestos de privilegio.

Somos críticas con las ‘compañerites feministes’ y autocríticas también. Hay muchas mujeres machistas también. Sin ir muy lejos, hay muchas mujeres artistas, o gestoras culturales de éxito, que tienen una empleada doméstica a la que le pagan por horas, cuando bien podrían tenerlas aseguradas. Vivimos en una sociedad tremendamente violenta, el capitalismo cada es más salvaje. Algo natural a nuestra condición humana, que también refleja nuestra parte animal.

Hay mucha mojigatería también, por parte de hombres y mujeres.

Con lo que hacemos, nosotras estamos demostrando que nos hacemos cargo de nuestra genitalidad y del montón de temas que cantamos, que aún son un tabú, aunque suene ridículo decirlo, como la menstruación. Hay un gran ausentismo escolar porque hay niñas que no tienen dinero para comprarse lo necesario, ni conocimientos. Es un problema de salud pública. Hay mucha mojigatería, pero para luchar contra eso están Las Chepas.

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