A la farándula siempre la vio desde afuera, como actriz y empresaria, pero Carla Tacle decidió adentrarse en ella y aunque se ha metido en ‘pitos’ asegura que siente que la libera y hasta la define como su “hora de recreo”.

Su lengua es bastante filosa, sin caer en lo chabacano o en el insulto, algo usual en los espacios digitales de farándula.

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“Me he metido en unos cuantos problemas, pero siento que he respondido con altura. Soy un poco fuerte y puedo verme como una bruja, pero jamás falto el respeto ni me meto en cosas íntimas”, afirma la panelista del programa ‘Viralizados’.

A pesar de que le han dicho desde “gorda” y “vieja”, comenta que son insultos que usa la gente básica, sin recursos, y que, por lo tanto, no le afectan.

“No me siento ni gorda ni vieja, esos comentarios me resbalan. Las opiniones cerebrales y con altura son lo mío. Disfruto la farándula, me desestresa”.

Carla comenzó en el mundo del espectáculo a los 15 años, cuando acompañó a su amiga Cynthia Avilés a realizar una prueba para la telenovela Isabela, de Ecuavisa, y fue ella quien se quedó con el papel.

“Esa misma amiga me llevó a hacer una gymkhana en Chispazos y la gané. Ahí ella me dijo que debería ser actriz e hice una prueba y me quedé actuando en el teatro Candilejas”, recuerda.

Estudió actuación por ocho años con Carlos Pinto en el Teatro Centro de Arte, luego se casó con un ‘gringo’ y se fue a vivir a los Estados Unidos, donde hizo teatro con la recordada actriz Cecil Villar y en el Repertorio Español, en Broadway, el único escenario en español del lugar, "después de hacer 500 mil casting", añade. Actividad que alternó con el trabajo de medio tiempo en un restaurante

Tras divorciarse, regresó con su hija pequeña al país. “Volví con una mano atrás y otra adelante, sin saber qué hacer, pero Tábata Gálvez me habló de representar a un actor callejero y comencé la transformación de Tomás Delgado, así nació el éxito de ‘La Vecina, claro que sin el talento y la creatividad de Tomás, no hubiera pasado nada".

Viajaron para realizar presentaciones, comenzaron a trabajar en los circos, pusieron un bar, se enamoraron y se fueron a vivir juntos, pero la felicidad llegó con fecha de caducidad.

“Nos separamos en medio de muchos problemas. Tomás es una excelente persona, pero tenía un gran defecto: las mujeres, y me puso los ‘cuernos’. Con el tiempo volvimos a ser amigos, a trabajar juntos, es más, me llevo bien con su esposa Melissa Avilés”.

Cada quien siguió su camino y Carla confiesa que le tocó empezar de nuevo. Se enfocó en realizar proyectos educativos y en trabajar con otros artistas hasta que llegó la pandemia y tuvo que vender pollos, huevos y bicarbonato.

“Solo aguanté encerrada un mes. Poco a poco todo se fue reactivando, me puse mis restaurantes y desde el año pasado volví a los espectáculos del circo, me involucré con la farándula, primero en el programa ‘Qué fuerte’ y actualmente en ‘Viralizados’. Esta es mi vida y me encanta”. 

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