La niñez de Alejandro Taleb, Santiago Saab, Nicolás Peribonio y Hoover Ochoa fue diferente. Cuando promediaban los tres años ellos se iniciaban en el mundo tuerca. No manejaban, pero ya sentían de cerca la adrenalina del karting.

Su vínculo con el automovilismo tiene sustento, pues son hijos de pilotos. Por ello, no resultó extraño verlos en la Segunda Válida del Torneo Provincial, disputado el fin de semana pasado en el Kartódromo Internacional de Guayaquil.

Alejandro tiene seis años y es hijo de Cristian Taleb. “Mi papá me paseaba en un carro rojo y me gustaba mucho eso. Mi abuelito (Henry) fue campeón del mundo”, dijo sobre la participación del patriarca de los Taleb, quien en 1994 y 1995 representó al país en las 24 Horas de Daytona.

Pese a ser el más joven, Alejandro muestra atrevimiento al volante. Ocupó el tercer lugar en la válida y pudo llegar más alto, pero un ‘trompo’ sufrido en la segunda manga lo retrasó.

Santiago tiene 11 años, corre desde los cuatro y es admirador del holandés Max Verstappen (Red Bull). “Me gusta la velocidad. Mi papá y mi tío también son corredores y me siento bien ahora que tengo la oportunidad de estar en la pista”, comentó Saab.

La historia se repite con Nicolás (10). Además de mostrar sus cualidades en los bólidos, pertenece a las divisiones formativas de Independiente del Valle, aunque reconoce que se inclina más por la velocidad.

La otra figura que despunta es Hoover (11), quien lleva cuatro años en el mundo del vértigo y la velocidad. “Disfruto manejando, esto es lo que me gusta y me siento feliz al tener la oportunidad de seguir los pasos de mi padre”.